La propaganda judía mezclada con el politeísmo romano transformó a Jesús de un profeta humano judío a un hijo divino de Dios.
Escrito por Azhar Goraya
Introducción
En los dos artículos anteriores (Jesús, el “hijo de Dios” – El contexto histórico según la Biblia y Jesús, el “hijo de Dios” – El contexto histórico según el islam), se analizó cómo el término “hijo de Dios” en los textos judeocristianos e islámicos se refiere a un individuo piadoso, al que se le otorga un mandato divino, tal como el de profeta. Según ambas tradiciones, Jesús (as[1]) fue un profeta de Dios que nunca dijo que era divino. Sin embargo, queda una cuestión importante: si Jesús (as) nunca afirmó ser un hijo divino de Dios, entonces, ¿cómo es que estas ideas se posicionaron en la psique cristiana?, ¿Cómo se transformó la idea de una filiación metafórica, basada en el monoteísmo puro, en una que era politeísta?, ¿Cómo se aceptó un error tan grande como parte de la teología cristiana común?
El complot judío contra Jesús (as)
Sería un error creer que todos los cristianos de la historia aceptaron que Jesús (as) era un hijo divino de Dios. Hubo movimientos judeocristianos unitarios y monoteístas, que rechazaban la divinidad de Jesús (as), como el caso de los ebionitas. Por desgracia, no sobrevivieron a las batallas por el manto del cristianismo ortodoxo a lo largo de los siglos. No obstante, es probable que la idea de que Jesús (as) era un hijo divino de Dios llegara a aceptarse pronto en algunas facciones de la naciente comunidad cristiana. ¿Cómo se explica esto? Algunos afirman que la temprana aceptación de la idea indica su veracidad.
Sin embargo, esta postura presenta ciertos dilemas. ¿Cómo explicarían los movimientos igualmente tempranos (y supuestamente) heréticos sobre la naturaleza y las enseñanzas de Jesús (as)? ¿Cómo explicarían los primeros cismas entre los apóstoles de Jesús (as) y Pablo, que querían llevar el mensaje de Jesús (as) a los gentiles y renunciar a la Ley, ante las objeciones de los demás?
El cristianismo primitivo no era un lugar de libros y estudios minuciosos: la mayoría de la gente era analfabeta, y las historias se difundían a través de los relatos. Abundaban los informes falsos, y los errores de interpretación eran aún mayores. Jesús (as) declaró según Mateo 7:15:
“Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” (Mateo 7:15)
Los rumores y la creación de falsas doctrinas empeoraron cuando la mano correctora de Jesús (as) dejó de estar presente entre la gente. Pablo, aparentemente exasperado por lo que consideraba enseñanzas contrarias a la verdad, escribió en 1 Timoteo 6:2-5:
“…Enseña y predica estos principios. Si alguien enseña una doctrina diferente y no se conforma a las sanas palabras, las de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido y nada entiende, sino que tiene un interés corrompido en discusiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, y constantes rencillas entre hombres de mente depravada, que están privados de la verdad, que suponen que la piedad es un medio de ganancia.” (1 Timoteo 6:2-5)
En 2 Corintios 11:4, afirmó que existían otras interpretaciones acerca del mensaje de Jesús (as):
“Porque si alguien viene y predica a otro Jesús, a quien no hemos predicado, o reciben un espíritu diferente, que no han recibido, o aceptan un evangelio distinto, que no han aceptado, bien lo toleran.” (2 Corintios 11:4)
No es difícil ver que donde la gente estaba dispuesta a introducir herejías en cuanto a la historia de Jesús (as) y su persona, no tendría inconveniente en hacer lo mismo en el caso de su naturaleza; en este caso, convertirlo de un profeta mortal a un hijo divino de Dios.
Sin embargo, como el punto blanco en el lado oscuro de un yin-yang, toda buena mentira tiene un aspecto de verdad. La idea relativamente menor de que Jesús (as) era un “hijo de Dios” tenía sus raíces en el monoteísmo, pero muy pronto se distorsionó y se exageró.
El proceso de adopción del título para Jesús (as) de forma no monoteísta puede entenderse de tener varias dimensiones. Principalmente, fue la propaganda judía contra él, afirmando que se declaraba como un “hijo de Dios” divino, la que envenenó las mentes poco refinadas y politeístas de los cristianos gentiles. Ellos empezaron a creer la mentira y la adaptaron a sus propias ideas politeístas dentro del paradigma romano del título “hijo de Dios”.
El juicio de Jesús (as) y el principio del fin
Para entender lo que probablemente ocurrió, volvamos al clero judío y su relación con Jesús (as).
Leyendo los Evangelios, encontramos que los judíos intentaron repetidamente malinterpretar las palabras y acciones de Jesús (as), sacándolas repetidamente de contexto en un intento de alejar a las personas de él y hacer que las autoridades lo arrestaran. El Evangelio de Lucas afirma en 20:20:
“Para sorprender a Jesús en alguna declaración, lo acechaban, enviando espías que fingieran ser justos, y así lo podrían entregar al poder y autoridad del gobernador.” (Lucas 20:20)
Cuando finalmente lo arrestaron, lo sometieron a un falso juicio religioso. Según Mateo 26:59-60, aunque trajeron muchos testigos falsos, no pudieron probar ningún caso de blasfemia:
“Y los principales sacerdotes y todo el Concilio procuraban obtener falso testimonio contra Él, con el fin de dar muerte a Jesús, y no lo hallaron a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos…” (Mateo 26:59-60).
Es revelador que no pudieran probar ningún caso de blasfemia. Si Jesús (as) hubiera afirmado ser divino, seguramente habrían podido probarlo. Cuando todo lo demás falló, emplearon su última baza: le “acusaron” de haber afirmado ser el “hijo de Dios”. Era una trampa.
Si negaba el título, los judíos dirían que se había negado a ser un hijo metafórico de Dios y que por tanto, no era un individuo piadoso, mucho menos un profeta o el Mesías. Además, le acusarían de mentir, afirmando que nunca había negado rotundamente el título para sí mismo antes del juicio, lo que en sí mismo sería una causa para la negación de su proclamación de ser un profeta, ya que un profeta de Dios no miente. Y si aceptara el título, lo malinterpretarían y alegarían que se refería a las palabras literalmente y que por tanto, había cometido una blasfemia.
Jesús (as) era muy consciente de esta estratagema de ellos; ya habían utilizado preguntas astutas, en las que cualquier respuesta sería tergiversada por ellos y presentada como controvertida o blasfema. Su estrategia para no caer en sus trampas era responder de forma vaga y cautelosa, o contestar con preguntas que demostraba su engaño y en su juicio empleó la misma táctica. Los evangelios de Mateo y Lucas afirman que, a la pregunta de si era el “hijo de Dios”, contestó con cautela: “ustedes dicen que lo soy” (Lucas 22:70), o “Tú mismo lo has dicho” (Mateo 26:64). El Evangelio de Juan no dice nada sobre la acusación real, pero menciona cómo Jesús (as) fue abofeteado por un guardia por no responder directamente a las preguntas del rabino encargado (Juan 18:22).
Sólo el Evangelio de Marcos (14:62) afirma que Jesús (as) respondió afirmativamente, diciendo que “Yo soy”, pero allí la acusación es diferente: se le preguntó si era el “hijo del Bendito”, no el “hijo de Dios”, aunque se podría argumentar que las ideas son sinónimas. Aun así, “Algunos manuscritos de mediana calidad indican que dijo: “Ustedes dicen que lo soy”.[2]
En cualquier caso, Jesús (as) ya había explicado claramente a los dirigentes judíos que sólo utilizaba el término para sí mismo de forma metafórica y monoteísta (Juan 10:34-36), pero no sirvió de nada. Los judíos siguieron rechazándolo y acusándolo de blasfemia.
Por lo tanto, es posible que Jesús (as) pensara que no tenía sentido seguir discutiendo con ellos durante el juicio: no le creerían ni le exonerarían, dijera lo que dijera. Por lo tanto, si respondió afirmativamente o con reservas, poco importaba. Como muestran los acontecimientos del juicio, no se le repreguntó ni se le permitió presentar ninguna otra explicación después de que concluyeran que había blasfemado al afirmar que era un “hijo de Dios”.
El decreto de Dios no podía cambiarse
Leyendo los Evangelios, se encuentra una cierta resignación en las palabras y acciones de Jesús (as) antes de la crucifixión. Dios le había dicho que era algo que debía soportar, y por tanto parece que aceptó los acontecimientos que precedieron a su crucifixión como algo necesario y en última instancia inmutable; era el decreto de Dios, por eso no huyó del lugar, ni discutió con el Sanedrín judío. Según Marcos 14:62, parece que incluso les dio una respuesta no cautelosa, casi como para acelerar el proceso para que finalmente lo entregaran a las autoridades romanas. Parece que el juicio se prolongó durante toda la noche (Juan 18:28). Tampoco trató de explicar la situación a Pilato cuando fue interrogado, para sorpresa de éste. (Mateo 27:14)
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as) (1835-1908) fue un musulmán que afirmó ser el Mesías Prometido, es decir, el segundo advenimiento de Jesús (as). Afirmaba haber sido enviado en parte para aclarar las verdaderas enseñanzas de Jesús (as). En su libro Haqiqatul Wahi (La verdad acerca de revelación) escribe:
“Me parece que el profeta Isa (Jesús) debió de ver algún sueño sobre su crucifixión y temió que, en caso de ser crucificado, los malvados Judíos le imputaran el estigma de maldito. Por eso rezó con vehemencia, y esa oración fue aceptada. Dios cambió ese destino de tal manera que, aparentemente, fue puesto en la cruz, e incluso fue internado en la tumba, pero, como Yunus (Jonás), entró vivo y salió vivo. Los profetas son siempre tan valientes; él nunca tuvo miedo de los miserables judíos.”[3]
El concepto del término “hijo de Dios” en la sociedad griega y romana
Después de la crucifixión de Jesús (as), gracias a los esfuerzos de Pablo y su partido, se empezó a predicar un concepto retorcido de Jesús (as) entre los gentiles romanos. Al menos algunos y muy posiblemente una gran mayoría de los cristianos gentiles convertidos deificaron muy rápidamente a Jesús (as), y el término “hijo de Dios” comenzó a aplicarse a él de forma divina y politeísta.
Estos gentiles no desconocían el término “hijo de Dios” – era un término bastante común en la mitología romana. Sin embargo, su comprensión del término estaba muy alejada del contexto judío en el que se utilizó originalmente para Jesús (as). Según The Eerdmans Bible dictionary (El diccionario bíblico Eerdmans):
“Hijo de Dios” era un título real que se abrió paso desde Egipto y Oriente hasta los reinos helenísticos y el Imperio Romano (por ejemplo, Alejandro Magno era llamado “hijo de Amón” e “hijo de Zeus”). Su uso en el Imperio Romano fue inicialmente más una declaración de ideología política que una aplicación de las creencias mitológicas relativas a la generación divina (por ejemplo, Octavio, que se refería a sí mismo como Lat. divi filius). “Dios” y “divino” también se aplicaban a personas destacadas, como poetas, filósofos, líderes militares, videntes y hacedores de milagros, por ejemplo: Platón, Apolonio de Tiana, Pitágoras; la idea principal presente en tales usos del término era la de un poder inusual. En un sentido relacionado, los miembros de los gremios que se formaban bajo el patrocinio de varios dioses se llamaban a sí mismos “hijos” o “niños” (Gk. paídes) de esa deidad.”[4]
Aparte de su uso político, se utilizó ampliamente como término para referirse a la divinidad de semidioses y héroes.
En la mitología romana y griega, abundaban las figuras divinas de hombres-dioses. Las historias de dioses que engendraban semidioses tras asociarse con mujeres humanas y de hombres que se convertían en dioses tras la muerte, eran habituales. El reino divino era un panteón, un reino lleno de dioses, cada uno de los cuales debía ser adorado. Además, no existía una línea divisoria firme entre los reinos divino y mortal. Un mortal podía “ascender” y convertirse en un dios, digno de adoración y respeto.
Así, para el gentil converso, el término “hijo de Dios”, especialmente en lo que respecta a Jesús (as), que no era una figura política, debía entenderse literalmente.
Las mitologías griega y romana permitían todo tipo de interacciones entre los reinos divino y mortal.
Existen mitos sobre los dioses, los cuales se convertían temporalmente en humanos, por ejemplo, Júpiter y Mercurio cuando se disfrazaron de mortales y vagaron por la tierra.
Hay historias de semidioses nacidos de un dios y una mortal, como en el caso de Alejandro Magno, que se creía que era hijo del dios Zeus y la madre humana Olimpia, o de incluso Hércules, que se creía que era hijo de Zeus y de la mortal Alcmena. También se creía que Platón era hijo del dios Apolo.
También hubo historias de seres humanos que se convirtieron en dioses debido a sus grandes hazañas. Por ejemplo, se creía que Rómulo, el fundador del imperio romano, nació de la unión entre el dios Marte y una mortal virgen, Rea. Se suponía que fue llevado al cielo y convertido en un dios en los cielos una vez que estableció la ciudad de Roma, Julio César fue declarado dios tras su asesinato y aceptado en el gran panteón de dioses. Se dice que su hijo adoptivo, Octavio (o César Augusto), era hijo del dios Apolo y de una mujer mortal, Atia. Como su padre fue declarado dios, él fue declarado hijo de Dios durante su vida, y también fue declarado un dios póstumamente. Otros emperadores fueron declarados dioses después de su muerte aunque muchos fueron adorados como divinos cuando eran vivos.[5]
Jesús (as) se convierte en un divino “hijo de Dios” entre los gentiles conversos Romanos
Estos nuevos conversos gentiles romanos eran, por tanto, totalmente ignorantes o, en el mejor de los casos, despreciaban por completo el significado histórico judío del término. Fueron completamente bajo la influencia de las enseñanzas de Pablo, que minimizaba la importancia de los judíos y de la Ley. El concepto de monoteísmo puro les era ajeno. Con toda probabilidad, no estaban dispuestos a renunciar a su mitología y paganismo por él.
El libro de Hechos 14: 11-13 nos habla de la afán de los romanos por adorar a las figuras de los héroes y la deificación de los mortales, así como de la influencia que las mitologías helenísticas tenían en sus creencias.
Se cuenta que cuando Pablo y Bernabé curaron a un hombre en la ciudad de Listra ante los ojos de los romanos,
“…la multitud vio lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en el idioma de Licaónia: «Los dioses se han hecho semejantes a hombres y han descendido a nosotros». Y llamaban a Bernabé, Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque este era el que dirigía la palabra. El sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba en las afueras de la ciudad, trajo toros y guirnaldas a las puertas, y quería ofrecer sacrificios junto con la multitud.” (Hechos 14:11-13)
Incluso cuando Pablo y Bernabé trataron de detenerlos, “apenas pudieron impedir que las multitudes les ofrecieran sacrificio.” (Hechos 14:18).
Para ellos, habría sido difícil, si no imposible, aceptar una figura del Mesías que no fuera divina en algún sentido. En sus mentes, un Jesús (as) meramente humano sería inferior a sus otros héroes y dioses mitológicos.
Así pues, la propaganda de los enemigos judíos de Jesús (as), que seguían afirmando resueltamente que Jesús (as) había afirmado ser un “hijo de Dios” literal, por lo que fue crucificado y asesinado, encontró una recepción entusiasmada en las ingenuas mentes de los gentiles paganos recién convertidos, que estaban acostumbrados a aceptar como dioses a figuras que mostraban grandes obras. Por lo tanto, cuando estas ideas se mezclaron con el mito de que Jesús (as) resucitó de entre los muertos y ascendió al cielo, la narración se completó en sus mentes, y la siguieron con el celo religioso por el que se caracterizaban. Jesús (as) era una figura divina, el “Hijo de Dios” (o una de las muchas figuras de este tipo) que había superado la muerte y había ascendido al cielo para formar parte del panteón de dioses. Este es el mismo tipo de idea que fue promovido por Pablo, quien declaró en Romanos 1:3-4 que Jesús (as) se convirtió en el “hijo de Dios” después de su resurrección:
“Es el mensaje acerca de Su Hijo, que nació de la descendencia de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos 1:3-4)
Es probable que al menos unos conversos gentiles se dirigieran a los judíos en busca de orientación respecto a Jesús (as); al fin y al cabo, ellos fueron los que recibieron por primera vez el mensaje de Jesús (as) y hablaban su idioma. Pablo, el predicador a los gentiles, era judío, pero sus cartas están casi vacías de detalles sobre la vida de Jesús (as) y sus palabras. Si los dirigentes judíos también se empeñaban en afirmar que era un “hijo de Dios” literal, ¿con qué autoridad podían dudar de ellos, aunque quisieran?
Mezclar una mentira con un poco de la verdad hace que la mentira sea más fuerte. En este caso, tuvo el efecto de descarrilar todo el entendimiento sobre Jesús (as) como un mesías judío monoteísta. La propaganda judía había dado en el blanco: en su mente, ¿qué podría ser una mayor victoria en su disputa con Jesús (as), que si sus propios seguidores empezaran a creer que habría afirmado ser divino? Por su parte, los cristianos gentiles también se alegraron: más que un hombre, se les había presentado un salvador divino que era similar a los que ya estaban acostumbrados a aceptar.
Así, la potente mezcla de desinformación e ignorancia sobre el monoteísmo condujo a la rápida adopción de la idea de que Jesús (as) era algo más que un mortal: el hijo divino de Dios había tomado forma en la mente cristiana gentil en lugar del verdadero Jesús (as) histórico.
El punto de vista islámico: La corrupción del mensaje de Jesús (as)
El islam, enviado por Dios en parte para aclarar la verdad que rodea a Jesús (as), nos proporciona una guía clara sobre cómo se corrompió el verdadero mensaje monoteísta de Jesús (as), que está en consonancia con una lectura monoteísta de las escrituras bíblicas.
El Corán explica que Jesús (as) nunca enseñó a sus seguidores nada aparte del monoteísmo y, desde luego, nunca les dijo que lo tomaran como una figura divina. Afirma en 5:117-118 que tales creencias sólo llegaron a ser ampliamente aceptadas cuando él ya no estaba presente entre su gente después de la crucifixión y su eventual emigración a la India:
وَإِذْ قَالَ اللَّهُ يَا عِيسَى ابْنَ مَرْيَمَ أَأَنتَ قُلْتَ لِلنَّاسِ اتَّخِذُونِي وَأُمِّيَ إِلَٰهَيْنِ مِن دُونِ اللَّهِ ۖ قَالَ سُبْحَانَكَ مَا يَكُونُ لِي أَنْ أَقُولَ مَا لَيْسَ لِي بِحَقٍّ ۚ إِن كُنتُ قُلْتُهُ فَقَدْ عَلِمْتَهُ ۚ تَعْلَمُ مَا فِي نَفْسِي وَلَا أَعْلَمُ مَا فِي نَفْسِكَ ۚ إِنَّكَ أَنتَ عَلَّامُ الْغُيُوبِ [] مَا قُلْتُ لَهُمْ إِلَّا مَا أَمَرْتَنِي بِهِ أَنِ اعْبُدُوا اللَّهَ رَبِّي وَرَبَّكُمْ ۚ وَكُنتُ عَلَيْهِمْ شَهِيدًا مَّا دُمْتُ فِيهِمْ ۖ فَلَمَّا تَوَفَّيْتَنِي كُنتَ أَنتَ الرَّقِيبَ عَلَيْهِمْ ۚ وَأَنتَ عَلَىٰ كُلِّ شَيْءٍ شَهِيدٌ
[5:117] Y cuando Al’lah diga: “Oh Jesús, hijo de María, ¿has dicho a los hombres: “Tomadme a mí y a mi madre por dos dioses además de Al’lah?”, él responderá: “¡Santificado seas! Nunca podría decir nada a lo que no tuviera derecho. Si lo hubiera dicho, Tú ciertamente lo habrías sabido. Tú sabes lo que hay en mi pensamiento, pero yo no sé lo que hay en el Tuyo. Sólo Tú eres el Conocedor de las cosas ocultas;[5:118] “No les he dicho sino lo que Tú me ordenaste: “adorad a Al’lah, mi Señor y vuestro Señor”. Y fui testigo ante ellos mientras permanecí entre ellos, pero desde que me hiciste morir, Tú has sido su Vigilante; y Tú eres Testigo ante todas las cosas;
Tales creencias se extendieron en su ausencia, donde ya no pudo corregirlas.[6]
El Corán nos dice que los cristianos imitaron y repitieron las creencias politeístas que heredaron de los pueblos anteriores y las usaron para construir sus creencias politeístas sobre Jesús (as). En este caso, las creencias politeístas romanas y griegas.
Al’lah nos dice en el Sagrado Corán:
وَقَالَتِ الْيَهُودُ عُزَيْرٌ ابْنُ اللَّهِ وَقَالَتِ النَّصَارَى الْمَسِيحُ ابْنُ اللَّهِ ۖ ذَٰلِكَ قَوْلُهُم بِأَفْوَاهِهِمْ ۖ يُضَاهِئُونَ قَوْلَ الَّذِينَ كَفَرُوا مِن قَبْلُ ۚ قَاتَلَهُمُ اللَّهُۚ أَنَّىٰ يُؤْفَكُونَ [] اتَّخَذُوا أَحْبَارَهُمْ وَرُهْبَانَهُمْ أَرْبَابًا مِّن دُونِ اللَّهِ وَالْمَسِيحَ ابْنَ مَرْيَمَ وَمَا أُمِرُوا إِلَّا لِيَعْبُدُوا إِلَٰهًا وَاحِدًا ۖ لَّا إِلَٰهَ إِلَّا هُوَۚ سُبْحَانَهُ عَمَّا يُشْرِكُونَ
[9:30] Y los judíos dicen: “Esdrás es el hijo de Al’lah” y los cristianos dicen: “el Mesías es el hijo de Al’lah”; no son más que palabras de sus bocas. Imitan la afirmación de quienes no creyeron antes que ellos. ¡Que Al’lah los maldiga! ¡Qué lejos se han desviado!
[9:31] Han tomado a sus sabios y monjes como señores en lugar de Al’lah. Y de igual modo han tomado al Mesías, hijo de María. Mas sólo se les ordenó adorar al Único Dios. No hay otro Dios sino Él. ¡Santo es Él por encima de los que le asocian!
Es decir, diferentes matices del politeísmo y la deificación de los seres humanos existían mucho antes del cristianismo y el judaísmo. Los cristianos gentiles conversos no hicieron más que adoptar las historias que ya existían en su época a sus nuevas tradiciones y enseñanzas religiosas cristianas, cayendo en el mismo tipo de pensamiento politeísta que los anteriores. En lugar de prestar atención a las palabras de sus profetas y a las sagradas escrituras que enseñaban el monoteísmo, aceptaron las interpretaciones politeístas erróneas de sus maestros religiosos, predicadores y monjes.
El Mesías Prometido (as) afirma en su libro Hamamatul Bushra (una perdiz de alegría):
“Y en su Torá, que ha sido alterada y manipulada, existen varios tipos de indignaciones hacia Dios Altísimo. Por ejemplo, en el Génesis 32, está escrito que Dios luchó con Jacob toda la noche hasta la mañana, pero no pudo vencerlo. Del mismo modo, en contra del principio de que Dios Altísimo es el Creador de todo en el universo, han declarado a ciertos hombres como hijos de Dios. En un lugar se ha descrito a las mujeres como hijas de Dios, y en otro lugar de la Biblia se afirma que todos ustedes son dioses. Y la verdad es que los cristianos se han enterado de la adoración de las criaturas por estas mismas enseñanzas. Esto se debe a que cuando los cristianos se dieron cuenta de que las enseñanzas de la biblia convierten a muchas personas en hijos e hijas de Dios, más bien en Dios mismo, llegaron a una decisión, afirmando: “vengan, incluyamos también al hijo de María entre ellos para que no sea menos que los demás hijos”. Es en base a esto que Dios Altísimo ha declarado en el Sagrado Corán que los cristianos no han inventado nada nuevo al convertir a Jesús (as) en un hijo de Dios. Más bien, sólo han seguido los pasos de aquellos infieles e idólatras que vinieron antes que ellos”.[7]
Además, el Corán indica que los dirigentes judíos eran dados a inventar historias falsas y a lanzar acusaciones falsas contra Jesús (as). En el caso de su madre, María, el Corán afirma en 4:157:
وَبِكُفْرِهِمْ وَقَوْلِهِمْ عَلَىٰ مَرْيَمَ بُهْتَانًا عَظِيمًا
[4:157] Y debido a su incredulidad y por haber dirigido contra María una gravísima calumnia,
Si estaban dispuestos a calumniar incluso a su madre, con la que no tenían ninguna disputa directa, ¿cuánto mayor sería su calumnia y esfuerzo contra la persona de Jesús (as)?
El islam nos dice, pues, que la interpretación politeísta de que Jesús (as) era el hijo divino de Dios era contraria a las afirmaciones de Jesús (as) y encuentra su base en las enseñanzas idolátricas de los pueblos anteriores.
De forma verdaderamente milagrosa, el Corán ofrece una interpretación concisa y poderosa de lo que sólo implica la narración bíblica.
Conclusión
Por lo tanto, el término “hijo de Dios” era un término que muy probablemente no era muy utilizado por Jesús (as) o sus contemporáneos.
El significado del término no implicaba divinidad en el contexto judío, el contexto en el que Jesús (as) vivió y predicó. Su propia explicación del término demuestra que lo entendía como algo metafórico, totalmente dentro del ámbito del monoteísmo y que no implicaba en absoluto su divinidad.
La idea de que era un hijo divino de Dios cobró importancia después de su desaparición tras la crucifixión. Lo más probable es que esto se debiera a la propaganda judía, a los rumores infundados y a las mentiras sobre su vida y sus enseñanzas que circulaban entre una población analfabeta, y a la disposición de los gentiles conversos cristianos ya entusiasmados a ensalzar y adorar a seres humanos y otras figuras heroicas.
Referencias y Notas
[1] “as” es una abreviación para “Alaihis Salaam”, que significa “que la paz sea con él”. Es una plegaria que tradicionalmente se hace después de mencionar los nombres de los profetas.
[2] (Brooks, J. A. (2001). Vol. 23: Mark (electronic ed.). Logos Library System; The New American Commentary (243). Nashville: Broadman & Holman Publishers.)
مجھے معلوم ہوتا ہے کہ حضرت عیسیٰ نے اپنے سُولی دئے جانے کی نسبت کوئی خواب دیکھی ہو گی اس لئے ان کے دل میں یہ خوف دامنگیر ہوا کہ اگرمیں سُولی دیا گیا تو شریر یہودی لعنتی ہونے کی تہمت میرے پر لگائیں گے پس اسی وجہ سے انہوں نے جان توڑ کر دعا کی اور وہ دعا قبول ہو گئی اور خدا نے اس تقدیر کو اس طرح بدل دیا کہ بگفتن سُولی پر چڑھائے گئے۔ قبر میں بھی داخل کئے گئے مگر یونس کی طرح زندہ ہی داخل ہوئے اور زندہ ہی نکلے۔ نبی بہادر ہوتے ہیں ذلیل یہودیوں کا ان کو خوف نہ تھا۔ منہ(حقیقة الوحی، روحانی خزائن جلد ۲۲، صفحہ ۲۸۷)
Haqiqatul Wahi (La verdad acerca de revelación), Ruhani Jazain (Tesoros espirituales) vol. 22, pág. 287. Tradd. Inglés pág. 349,
Vean también Nishan-e-Asmani (Un signo divino), Ruhani Jazain (Tesoros espirituales) vol. 4, pág. 455
[4] (Myers, A. C. (1987). The Eerdmans Bible dictionary (961). Grand Rapids, Mich.: Eerdmans.)
[5] Vean “How Jesus Became God”, Bart D. Ehrman, págs. 14-20
[6] Mira Hamamatul Bushra (Una perdiz de alegría), Ruhani Jazain (Tesoros espirituales) vol. 7, págs. 198-199
اور ان کی توریت میں جو محرف اور مبدل ہے خدائے تعالیٰ کی نسبت کئی طور کی بے ادبیاں پائی جاتی ہیں۔ چنانچہ پیدائش کے ۳۲ باب میں لکھا ہے کہ خدائے تعالیٰ یعقوب سے تمام رات صبح تک کشتی لڑا گیا۔ اور اس پر غالب نہ ہوا اسی طرح برخلاف اس اصول کے کہ خدائے تعالیٰ ہریک مافی العالم کا رب ہے۔ بعض مردوں کو انہوں نے خدا کے بیٹے قرار دے رکھا ہے۔ اور کسی جگہ عورتوں کو خدا کی بیٹیاں لکھا گیا ہے اور کسی جگہ بیبل میں یہ بھی فرما دیا ہے کہ تم سب خدا ہی ہو۔ اور سچ تو یہ ہے کہ عیسائیوں نے بھی انہیں تعلیموں سے مخلوق پرستی کا سبق سیکھا ہے کیونکہ جب عیسائیوں نے معلوم کیا کہ بائیبل کی تعلیم بہت سے لوگوں کو خدا کے بیٹے اور خدا کی بیٹیاں بلکہ خدا ہی بناتی ہے۔ تو انہوں نے کہا کہ آؤ ہم بھی اپنے ابن مریم کو انہیں میں داخل کریں تا وہ دوسرے بیٹوں سے کم نہ رہ جائے۔ اسی جہت سے خدائے تعالیٰ نے قرآن شریف میں فرمایا ہے کہ عیسائیوں نے ابن مریم کو ابن اللہ بناکر کوئی نئی بات نہیں نکالیؔ بلکہ پہلے بے ایمانوں اور مشرکوں کے قدم پر قدم مارا ہے۔
(براھین احمدیہ حصہ چہارم ، روحانی خزائن جلد ۱، صفحہ ۴۶۴ تا ۴۶۵ حاشیہ)
Barahin-e-Ahmadía parte 4, Ruhani Jazain (Tesoros espirituales) vol. 1, págs. 464-465 nota a pie de página
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