Por Anne-Marie Ionescu, Reino Unido
El zakat (limosna) es uno de los cinco pilares que conforman el núcleo del islam. Este pilar islámico requiere que el creyente participe en el sacrificio financiero por amor a Dios. Al hacer que esto sea esencial para la fe, vincula el amor por Dios con el amor por la humanidad a través del gasto para la provisión de pobres y necesitados.
Como médico que trabaja en el Reino Unido, tuve la suerte de contribuir en diversos planes benéficios, dirigidos por la Comunidad Musulmana Ahmadía, los cuales se centran en la entrega de fondos fundamentales a naciones en desarrollo con sistemas de salud y educación deficientes. Muchos de estos proyectos son un salvavidas para aquellos que no pueden pagar el cuidado de la salud o la educación de sus hijos.
Decidimos formar una familia, por lo que dejé de trabajar, y, por lo tanto, dejé de percibir ingresos. Todavía podía contribuir un poco con esos planes, pero sólo con una fracción de lo que solía dar. Recibí mi último salario mensual aproximadamente 2 años antes de este período.
En un sermón del viernes, el Quinto Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadíaaba, había recordado a todos que la financiación anual de uno de estos planes estaba llegando a su fin y que aquellos que pudieran emprender el sacrificio financiero y contribuir a este bendito plan, deberían hacerlo. Sentí en mi corazón que quería contribuir más de lo que había dado hasta ahora, pero que no tenía mucho más que pudiera dar.
Expresé en mis oraciones que deseaba hacer algún sacrificio financiero para esté propósito y que si no podía hacerlo ahora, lo haría en un futuro próximo. Sin embargo, en ese momento creí que esto sólo podría suceder si empezara a trabajar y, si Dios quisiera, cuando empezase a trabajar de nuevo, en algún momento en el futuro, sería capaz de contribuir entonces, algo poco probable en un futuro próximo.
Después de unos días, sin embargo, recibí una carta por correo del departamento impositivo del gobierno. Esta carta destacaba que durante mis años de trabajo había pagado impuestos de más y que me reembolsarían esta cantidad en los próximos días.
Tuve la suerte de poder contribuir en caridad más de lo que normalmente podía, incluso más que cuando trabajaba.
Dios escucha todas las oraciones, especialmente las que se centran en conseguir el amor de Dios a través del servicio a la humanidad. Cuando se gasta en el camino de Dios para el beneficio de otros, Dios concede en abundancia por sus bendiciones espirituales.
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