“Las enseñanzas islámicas dictan que un musulmán no debe estrechar la mano de una persona del sexo opuesto que no sea parte de su familia con quien el matrimonio sea ilícito“
Por Azhar Goraya
En muchas sociedades actuales, un apretón de manos, un abrazo o incluso un beso en la mejilla no se ven como algo fuera de lo común e incluso se consideran parte de los buenos modales cotidianos. Sin embargo, un musulmán se sentiría incómodo si compartiera esos gestos físicos con miembros del sexo opuesto, a no ser que fueran familiares cercanos con quien el matrimonio sea ilícito o su cónyuge. Esto puede desconcertar a los colegas y conocidos, pero hay una razón para ello.
El islam es una religión que constituye un código de vida completo, y los musulmanes recurren al Corán, el libro sagrado revelado de Dios, así como a la vida y las palabras del Profeta Muhammad (sa) para orientarse en la realización de todas sus actividades.
El Profeta Muhammad (sa) nunca tocó a una mujer que no fuera su esposa o un familiar cercano, ni siquiera para aceptar su juramento de lealtad (bai’at)[1]. Sin embargo, estrechar la mano y abrazar a otras personas del mismo sexo es perfectamente aceptable.
Sin embargo, es importante entender las motivaciones que hay detrás de esta enseñanza, especialmente en un ambiente en el que otros pueden sentirse insultados si sus conocidos musulmanes se niegan a compartir con ellos lo que consideran simples gestos físicos de saludo y buena voluntad.
Para entender este mandato, es necesario tener una comprensión más amplia de los principios islámicos relativos a la pureza interior, el sexo y el matrimonio.
A los musulmanes se les enseña que el sexo y la intimidad física con un miembro del sexo opuesto es algo especial y sólo debe ser compartido entre marido y mujer.
El islam no permite la fornicación ni el adulterio. Esto significa que un musulmán debe llevar una vida de celibato hasta que se case. Las citas y las relaciones prematrimoniales tampoco están permitidas. Además, el islam enseña que el musulmán no debe llenar su corazón de pensamientos sexuales, sino que debe controlar sus impulsos y evitar ver, escuchar o hacer cualquier acción que aumente innecesariamente su deseo sexual. Esta acumulación de deseo sexual, junto con una imaginación activa, le restará concentración y dirigirá sus energías hacia lo que, en muchos casos, son fines infructuosos. Es sobre la base de este principio de prevención y abstinencia que el islam instruye a los musulmanes para que no miren fijamente a los miembros del sexo opuesto que no estén relacionados, sino que bajen la mirada y guarden su castidad (24:31-32[2]).
Este sistema mantiene las mentes y los corazones de los musulmanes libres de muchos tipos de males y perversiones, además de salvar a las personas de los males de las relaciones íntimas a corto plazo que no están vinculadas con la responsabilidad y el compromiso a largo plazo, la distinción clave entre el matrimonio y el noviazgo.
Otro resultado de esta abstinencia es que los musulmanes se vuelven muy sensibles al contacto físico en general con el sexo opuesto. Esto no significa que los musulmanes “pierdan el control” si son tocados o abordados por un miembro del sexo opuesto. Los musulmanes que han sido instruidos para practicar la abstinencia antes del matrimonio y la piedad durante toda su vida no son ajenos al autocontrol. Más bien, esta sensibilidad al contacto físico con el género opuesto sirve para profundizar la relación entre marido y mujer y hacer que el contacto físico entre ellos sea mucho más especial e íntimo. Sin embargo, también significa que los musulmanes se sienten incómodos al compartir el contacto físico con miembros del sexo opuesto que no tienen relación con ellos.
Además, sería incorrecto pensar que quienes están acostumbrados a dar o recibir esos gestos se vuelven totalmente inmunes a sus naturales repercusiones sexuales. Los humanos son criaturas biológicas. Como todos los mamíferos, están dotados de una naturaleza sexual. Es inevitable que ciertas señales físicas y sugerencias de los miembros del sexo opuesto provoquen ciertas respuestas asociadas a esa naturaleza arraigada. La vista y el oído, combinados con el tacto, la presión, el olor y el calor; estas y otras sensaciones físicas se transmiten a través de los gestos mencionados, que a su vez son interpretados por nuestra mente a nivel consciente y subconsciente. La atracción física y la excitación sexual existen en gran medida en el nivel subconsciente. No podemos decidir conscientemente qué nos resulta atractivo y qué no. Incluso sin quererlo, una combinación de estos indicios, especialmente si la otra persona nos resulta inicialmente atractiva desde el punto de vista físico, puede hacer que una persona se sienta atraída o excitada.
Según un estudio de la Asociación Británica de Psicología, “los efectos del tacto son en gran medida “ascendentes” -es decir, se basan principalmente en la estimulación entrante- y no “descendentes”, que tienen que ver con las creencias sobre el significado del tacto”. Además, el tacto, cuando va acompañado de estímulos visuales, “potencia la empatía y aumenta la probabilidad de que el receptor del tacto actúe a favor del que toca”[3].
Algunos pueden incluso actuar sobre estos impulsos, dando lugar a avances no deseados o a la formación de relaciones ilícitas. Incluso si no lo hacen por la presión social, religiosa o por el respeto y la estima hacia el otro individuo, estos pensamientos pueden persistir y afectar negativamente a su bienestar espiritual personal y a su relación con su pareja.
Por razones como éstas, no sólo los musulmanes, sino muchos otros, se sienten incómodos con la idea del contacto físico con miembros del sexo opuesto no relacionados. Según una encuesta realizada en el Reino Unido a 2.000 trabajadores, el 76% era partidario de poner fin a todo contacto físico en el trabajo. Uno de cada cuatro adultos encuestados declaró que evitaba activamente a compañeros o clientes por su forma de saludar[4].
El islam nos enseña que el hombre ha sido creado para adorar a Dios. Para vivir una vida piadosa que sea agradable a nuestro Creador, debemos ser conscientes de nuestra naturaleza humana y de las diversas influencias y factores que afectan a nuestra pureza interior, al tiempo que nos esforzamos por minimizar aquellos que pueden llevarnos a tentaciones y consecuencias indeseables. El islam enseña que la prevención es preferible a la cura, y que un individuo recto no sólo evita lo que es abierta y patentemente pecaminoso, sino incluso aquellas acciones que pueden parecer menores y triviales pero que pueden conducirle eventualmente a la tentación y al pecado. Estos pequeños pasos son como las pisadas de Satanás en la arena, que podrían llevar a alguien lenta pero seguramente de la tierra segura a los peligros de las aguas abiertas. Como afirma conmovedoramente el Corán en 24:22[5]:
“¡Oh, vosotros, los que creéis! no sigáis las huellas de Satanás, pues quienes siguen las huellas de Satanás, han de saber que él recomienda ciertamente la inmoralidad y la perversidad manifiesta. Pues de no ser por la gracia de Al‑lah y Su Misericordia para con vosotros, ninguno de vosotros hubiese sido nunca puro; pero Al‑lah purifica a quien Le agrada. Al‑lah es Quien Todo lo oye, Omnisciente.”
Por lo tanto, es obvio que, en contra de ciertas percepciones, el islam no prohíbe el contacto físico entre los géneros porque considere que uno es intrínsecamente inferior al otro o que un género es “impuro” en algún aspecto. El islam enseña que tanto el hombre como la mujer son creación de Dios y son iguales ante él en cuanto a su estatura. La superioridad no se da en virtud del género, sino por el nivel de rectitud que muestra una persona. Al’lah afirma en el 49:14[6] del Corán:
“¡Oh, humanos! Os hemos creado de varón y hembra; y os hemos constituido en clanes y tribus para que os reconozcáis mutuamente. En verdad, el más honorable de entre vosotros, a la vista de Al-lah, es el más justo de vosotros. Ciertamente Al-lah es Omnisciente, Conocedor de todo.”
Por lo tanto, un musulmán preferirá no tocar a un miembro del sexo opuesto que no esté relacionado con él y, en su lugar, saludarlo verbalmente. El islam enseña una hermosa oración con la que los musulmanes deben saludarse. Esa oración es:
السلام علیکم
Assalamu Alaikum
Que significa, “que la paz de Al’lah sea contigo”. Los musulmanes extienden este saludo de buena gana no sólo entre ellos, sino también a sus conocidos no musulmanes.
Si esta evasión del contacto físico parece incómoda para los demás, lo es doblemente para los musulmanes. Si bien el islam enseña que un musulmán debe adherirse a las enseñanzas establecidas por Al’lah, también enseña que un musulmán debe respetar los sentimientos de los demás y ser complaciente en la medida de lo posible. Insultar a una persona no está permitido en el islam, pero ¿qué se debe hacer cuando seguir su religión es precisamente lo que insulta al otro? Una y otra vez, al negar un apretón de manos aquí y un abrazo allá, los musulmanes se sienten obligados a dar explicaciones constantes para evitar insultar a sus amigos y colegas no musulmanes. Lamentablemente, a pesar de los esfuerzos, lo repentino de muchas de estas interacciones deja a muchos de nuestros queridos conocidos con una experiencia inicial agria.
Una mejor manera de avanzar es crear una atmósfera de tolerancia y comprensión en la que se respeten las prácticas y costumbres religiosas, y no se vean con desdén o sospecha. Un saludo debe transmitir reconocimiento y buena voluntad. El contacto físico no es la única forma de transmitir estos sentimientos. Los hindúes y los budistas juntan las manos y se inclinan cuando se saludan, y los japoneses son famosos por inclinarse unos a otros. Los musulmanes rezan unos por otros y sólo evitan el contacto físico con los miembros del sexo opuesto. Podemos tener diferentes métodos para mostrar afecto y amistad, pero obsesionarnos con la forma en este caso nos hará perder la esencia de lo que estamos tratando de lograr. Permitamos que nuestros corazones se reconozcan y estén unidos en espíritu. Si logramos eso, el aspecto físico debería dejar de importar.
Referencias y Notas
لاَ وَاللَّهِ مَا مَسَّتْ يَدُ رَسُولِ اللَّهِ صلى الله عليه وسلم يَدَ امْرَأَةٍ قَطُّ، غَيْرَ أَنَّهُ بَايَعَهُنَّ بِالْكَلاَمِ (صحیح البخاری، کتاب الطلاق، باب إِذَا أَسْلَمَتِ الْمُشْرِكَةُ أَوِ النَّصْرَانِيَّةُ تَحْتَ الذِّمِّيِّ أَوِ الْحَرْبِيِّ، حدیث ۵۲۸۸)
“Por Al’lah, y la mano del Mensajero de Al’lah (sa) nunca tocó la mano de ninguna mujer, sino que sólo aceptaba su juramento de lealted verbalmente”. (Sahih Bujari, el Libro del Divorcio, Capítulo: Si una idólatra o una mujer cristiana se convierte en musulmana mientras es la esposa de un Dhimmi o un Mushrik en guerra con los musulmanes…, Hadiz #5288)
قُل لِّلْمُؤْمِنِينَ يَغُضُّوا مِنْ أَبْصَارِهِمْ وَيَحْفَظُوا فُرُوجَهُمْ ۚ ذَٰلِكَ أَزْكَىٰ لَهُمْ ۗ إِنَّ اللَّهَ خَبِيرٌ بِمَا يَصْنَعُونَ [] وَقُل لِّلْمُؤْمِنَاتِ يَغْضُضْنَ مِنْ أَبْصَارِهِنَّ وَيَحْفَظْنَ فُرُوجَهُنَّ وَلَا يُبْدِينَ زِينَتَهُنَّ إِلَّا مَا ظَهَرَ مِنْهَا ۖ وَلْيَضْرِبْنَ بِخُمُرِهِنَّ عَلَىٰ جُيُوبِهِنَّ ۖ وَلَا يُبْدِينَ زِينَتَهُنَّ إِلَّا لِبُعُولَتِهِنَّ أَوْ آبَائِهِنَّ أَوْ آبَاءِ بُعُولَتِهِنَّ أَوْ أَبْنَائِهِنَّ أَوْ أَبْنَاءِ بُعُولَتِهِنَّ أَوْ إِخْوَانِهِنَّ أَوْ بَنِي إِخْوَانِهِنَّ أَوْ بَنِي أَخَوَاتِهِنَّ أَوْ نِسَائِهِنَّ أَوْ مَا مَلَكَتْ أَيْمَانُهُنَّ أَوِ التَّابِعِينَ غَيْرِ أُولِي الْإِرْبَةِ مِنَ الرِّجَالِ أَوِ الطِّفْلِ الَّذِينَ لَمْ يَظْهَرُوا عَلَىٰ عَوْرَاتِ النِّسَاءِ ۖ وَلَا يَضْرِبْنَ بِأَرْجُلِهِنَّ لِيُعْلَمَ مَا يُخْفِينَ مِن زِينَتِهِنَّ ۚ وَتُوبُوا إِلَى اللَّهِ جَمِيعًا أَيُّهَ الْمُؤْمِنُونَ لَعَلَّكُمْ تُفْلِحُونَ
“Di a los hombres creyentes que recaten su mirada y guarden sus partes privadas. Esto es más puro para ellos. En verdad, Al‑lah sabe perfectamente lo que hacéis. Y di a las mujeres creyentes que recaten su mirada y protejan sus partes privadas, y no muestren su belleza y sus adornos, excepto lo que sea visible de ellos, y coloquen sus velos sobre sus pechos, y no muestren su belleza y sus ornamentos más que a sus maridos, o a sus padres, o a los padres de sus maridos o a sus hijos, o a los hijos de sus maridos, o a sus hermanos, o a los hijos de sus hermanos, o a los hijos de sus hermanas o a sus mujeres o a lo que poseen sus diestras o a aquellos de los criados varones que no tengan maldad, o a los niños que no han llegado a tener conocimiento de las partes privadas de las mujeres. Y que no caminen de manera que pueda mostrarse lo que ocultan de su belleza. Y volveos todos juntos a Al‑lah, Oh creyentes, para que triunféis.” (24:31-32)
[3] The British Psychological Society. “Why is Touch on the Arm so Pursuasive?”. https://digest.bps.org.uk/2011/07/06/why-is-a-touch-on-the-arm-so-persuasive/. Accedido 1 de Agosto, 2021.
[4] https://www.fox5dc.com/news/survey-finds-over-75-of-employees-want-physical-contact-banned-at-work. Accessed July 22, 2021.
يَا أَيُّهَا الَّذِينَ آمَنُوا لَا تَتَّبِعُوا خُطُوَاتِ الشَّيْطَانِ ۚ وَمَن يَتَّبِعْ خُطُوَاتِ الشَّيْطَانِ فَإِنَّهُ يَأْمُرُ بِالْفَحْشَاءِ وَالْمُنكَرِ ۚ وَلَوْلَا فَضْلُ اللَّهِ عَلَيْكُمْ وَرَحْمَتُهُ مَا زَكَىٰ مِنكُم مِّنْ أَحَدٍ أَبَدًا وَلَٰكِنَّ اللَّهَ يُزَكِّي مَن يَشَاءُ ۗ وَاللَّهُ سَمِيعٌ عَلِيمٌ
يَا أَيُّهَا النَّاسُ إِنَّا خَلَقْنَاكُم مِّن ذَكَرٍ وَأُنثَىٰ وَجَعَلْنَاكُمْ شُعُوبًا وَقَبَائِلَ لِتَعَارَفُوا ۚ إِنَّ أَكْرَمَكُمْ عِندَ اللَّهِ أَتْقَاكُمْ ۚ إِنَّ اللَّهَ عَلِيمٌ خَبِيرٌ
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