Historia de profetas Islam Jesús

Muerte en la Cruz o Auto-Resucitación; ¿Es médicamente plausible que Jesús (as) no murió en la cruz?

Muerte en la Cruz o Auto-Resucitación; ¿Es médicamente plausible que Jesúsas no murió en la cruz? Históricamente, los cristianos creen que Jesúsas murió en la cruz. ¿Pero qué pasaría si cuestionáramos esto desde una perspectiva médica? En este fascinante artículo, examinamos los diversos testimonios e informes sobre los efectos físicos de la crucifixión y luego exploramos el debate médico que rodea la causa de la muerte de Jesúsas. ¿Murió realmente Jesúsas en la cruz o pudo sobrevivir?

Una revisión crítica de la literatura médica

Profesor Amtul Razzaq Carmichael, Reino Unido

La crucifixión fue diseñada para provocar una muerte lenta, dolorosa y agonizante, y se usó como castigo en la antigua Roma, con su más famosa víctima siendo Jesucristo (as).

Pero, ¿y si fuera médicamente plausible que Jesús (as) hubiera sobrevivido a este terrible castigo?

Si Jesús(as) hubiese sobrevivido a  la crucifixión, en primer lugar, los soldados romanos debieron haber creído que él estaba muerto cuando le bajaron de la cruz. En segundo lugar,  habría sido necesario administrar un tratamiento médico a Jesús (as) para resucitarle de nuevo a la vida. En tercer lugar, alguien debía haber visto a Jesús (as) vivo después de los eventos de la crucifixión. Nuestro objetivo es abordar estos importantes temas desde una perspectiva científica, evaluando  la evidencia científica con respecto al diagnóstico prematuro de muerte, detallando la práctica de la crucifixión y luego analizando las formas médicamente plausibles en las que Jesús (as) podría haber sido resucitado después del trauma de crucifixión.

¿Es médicamente plausible un diagnóstico incorrecto de muerte?

¿Es siquiera imaginable que soldados romanos experimentados, que habían dominado el arte de la crucifixión, cometieran un error al diagnosticar la muerte de una de sus víctimas más importantes? En otras palabras, ¿es posible que alguien que está realmente vivo pueda ser declarado muerto por error? La literatura médica muestra claramente que tales incidentes son posibles. Por ejemplo, un incidente muy publicitado en 2020 en los Estados Unidos involucra a una paciente que fue diagnosticada como muerta después de ser atendida por paramédicos y socorristas; sin embargo, se descubrió que estaba viva, con los ojos abiertos, cuando los trabajadores de la funeraria abrieron la cremallera de su bolsa para cadáveres. [1]

Los registros históricos muestran muchos casos de personas enterradas prematuramente. [2] A principios de la década de 1900, en respuesta a algunos casos de entierro prematuro de alto perfil, incluido el escape por estrecho margen de un niño encontrado en Regent’s Park, Londres, se publicó un libro titulado Premature Burial And How It May Be Prevented (Enterramiento prematuro y cómo prevenirlo) [3]. Uno de los autores, el Dr. Vollum, era un inspector médico del Ejército de los EE. UU., que había evitado por poco el entierro de una persona aún con vida que se había declarado muerta por ahogamiento. [4]

Tampoco era este el único tratado sobre el entierro prematuro en ese momento: varios años antes, el Dr. Franz Hartmann también había abordado este problema en Buried Alive(enterrado vivo): un examen de las causas ocultas de la muerte aparente, el trance y la catalepsia. Y el tema también fue abordado en otro libro publicado a fines del siglo XIX, Absolute Signs of Death (Los signos absolutos de la muerte), que describe varios casos de entierro prematuro debido a un diagnóstico de muerte incorrecto. Uno de los casos se cita en la edición de París del New York Herald, 14 de mayo de 1895: «Una mujer, perteneciente al pueblo de Laterie, murió, al menos en apariencia, hace unos días. Después de que el cuerpo fue colocado en un ataúd, fue transportado a la iglesia del pueblo. En el camino, los porteadores oyeron ruidos provenientes de él, y de inmediato llamaron al alcalde, quien ordenó que se abriera. Se descubrió que la mujer padecía eclampsia, que sus familiares habían confundido con la muerte ». [5]

De hecho, el problema del entierro prematuro era tan frecuente que surgieron varias innovaciones para prevenirlo. Por ejemplo, se diseñaron ataúdes que se abrían al menor movimiento. Y en un depósito de cadáveres en Munich, se colocaban campanas en el dedo de los cadáveres durante unos días antes del entierro, de modo que si el diagnóstico de muerte era incorrecto, el ‘cadáver’ podía tocar la campana para pedir ayuda.

Más recientemente, The Lancet publicó un relato de un testigo presencial de un paciente que había sido declarado muerto por el médico, pero ya pasado bastante tiempo, se incorporó y pidió una taza de té. [6] Un médico describió un caso similar en The Annals of Internal Medicine (Los anales de la medicina interna). Este médico vio a un paciente resucitar después de haberlo declarado muerto y haber completado los trámites para el certificado de defunción. [7]

En las noticias aparecen muchos casos en todo el mundo de personas diagnosticadas incorrectamente como muertas, incluso después de que estos pacientes fueran atendidos por varios profesionales de la salud. [8,9,10,11,12]

Todos los casos anteriores demuestran que incluso en las manos más experimentadas, se puede hacer un diagnóstico erróneo de muerte en pacientes que aún están vivos. Por lo tanto, es bastante plausible que los soldados romanos cometieran un error al declarar a Jesús (as) muerto después de los eventos de la crucifixión. Incluso si los guardias romanos fueran profesionales en el diagnóstico de la muerte, como podemos ver arriba, incluso los profesionales pueden equivocarse.

Antes de abordar la pregunta de cómo es posible que Jesús (as) sobreviviera a los eventos de la crucifixión, debemos comprender la práctica predominante de la crucifixión en ese momento y cómo morían las víctimas de la crucifixión.

La práctica de la crucifixión

La crucifixión fue una de las formas de castigo más horribles, crueles y aterradoras que jamás se hayan ideado y fue el colmo de la “inhumanidad del hombre hacia el hombre”. [13,14,15] La crucifixión era un castigo en el que los verdugos tenían rienda suelta para practicar el máximo sadismo y a traves de esta tortura infligir dolor y sufrimiento a sus víctimas. [16,17]

Los asirios, babilonios y persas usaban a menudo la crucifixión. como medio de tortura y persecución. Con la llegada de Alejandro Magno, la crucifixión se introdujo como castigo en los países del Mediterráneo Oriental. La muerte en la cruz fue la más terrible de todas, tanto por la vergüenza como por el dolor; y tan escandaloso que se infligia como la última señal de aborrecimiento sobre la gente más vil. [18] El historiador latino Quintus Curtius Rufus, registra que Alejandro hizo colgar dos mil tirios en cruces a lo largo de la costa de Tiro. [19] Los romanos refinaron la técnica de la crucifixión para maximizar el dolor y prolongar el sufrimiento de la víctima, principalmente esclavos, enemigos militares y criminales violentos. [20] Se registra que por orden de Pompeyo, 6000 esclavos rebeldes fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia después de la derrota de Espartaco.

La crucifixión generalmente comenzaba con la flagelación de los condenados y era administrada por los soldados. La persona condenada solía ser atada a una columna y azotada con un flagrum, tres o cuatro látigos de cuero atados a un mango, y atados al extremo de cada cola del flagrum había trozos de hueso y trozos de plomo. La flagelación provocaba dolor intenso, hematomas, hemorragia externa, carne expuesta y fracturas de costillas que podrían causar hemorragia interna y lesión pulmonar. La ley romana requería que la víctima muriera en la cruz y no por flagelación. [21]

La cruz constaba de dos partes: una viga horizontal móvil y una parte vertical fija. El condenado sería clavado a las vigas transversales con las manos. La herida causada por este método dañaría el nervio mediano de la mano, lo que provocaría un dolor insoportable. Una vez fijado al travesaño, el condenado era izado y amarrado a la parte vertical. Los pies se colocaban uno encima del otro y se clavaban a la viga vertical con un solo clavo de aproximadamente 7 pulgadas de largo. Las lesiones sufridas durante el proceso de crucifixión no ponían en peligro la vida de inmediato, ya que los clavos afilados atravesaban el tejido blando sin dañar los vasos sanguíneos principales, los músculos principales o los huesos. [22] Los brazos extendidos, las rodillas dobladas y el tronco caído hacia adelante en la cruz hacían que todo el peso corporal de la víctima fuera sostenido por las muñecas y las manos.

Las víctimas se mantenían en la cruz hasta que fallecían. Por lo general, generalmente duraban tres días en la cruz si no se les molestaba y morían de exposición, sed, hambre y agotamiento. En algunas víctimas, los soldados romanos tenían que acelerar la muerte rompiéndo los huesos de las piernas. En otras ocasiones, los soldados romanos creaban humo con un fuego en la base de la cruz para asfixiar a las víctimas. [23] Después de su muerte, se quitaría la barra horizontal de la cruz y los cuerpos se dejarían en el lugar. Los cadáveres generalmente no eran reclamados para su entierro y se dejaron descomponer, expuestos a los ataques de aves rapaces y perros salvajes. Por lo tanto, los lugares de crucifixión eran generalmente abiertos, lejos de las áreas residenciales y cerca de una carretera muy transitada para que las víctimas pudieran ser vistas como un ejemplo para los transeúntes. [24] Hay muchas teorías sobre cómo las personas morían después de la crucifixión. Las víctimas de la crucifixión estaban expuestas a múltiples factores que contribuian a su muerte, incluido el shock por pérdida excesiva de sangre, trauma y asfixia.

La crucifixión causa una profunda interrupción en la capacidad de la víctima para respirar porque, cuando alguien está suspendido de la cruz, su pared torácica se estira. Mientras está suspendida, la pared torácica permanece fija en una posición en la que el pulmón está lleno. En otras palabras, las víctimas tendrían que levantar sus cuerpos solo para exhalar y permitir que el aire que estaba atrapado en sus pulmones saliera para poder respirar con aire fresco.

Al mismo tiempo, las víctimas sufrían sed intensa, calambres musculares severos y lesiones traumáticas en los nervios, huesos y tejidos blandos de pies y muñecas que debilitaban progresivamente sus cuerpos. Con el tiempo, debido a esta debilidad, ya no podrían levantar sus cuerpos para exhalar, lo que eventualmente conducia a una caída en los niveles de oxígeno en sus cuerpos y un aumento en los niveles de dióxido de carbono, lo que llevaría al coma y finalmente a la muerte. Esta forma de muerte era lenta y muy agonizante.

Los testimonios de testigos presenciales y varios experimentos  sobre la crucifixión también arrojan algo de luz sobre este aspecto. El testimonio de un testigo de una de la forma de crucifixión informa que después de aproximadamente una hora de ahorcamiento, las víctimas doblaban las piernas cada vez con más frecuencia para facilitar la respiración, pero que estos esfuerzos también se debilitaban progresivamente. La víctima empezaba a sufrir una asfixia, progresiva y cada vez más aguda. Esto era evidente por el hecho de que el marco torácico estaba hinchado al máximo, mientras que el hueco epigástrico (la parte superior del abdomen) era extremadamente cóncavo. [25]

En un estudio realizado en 1948, unos estudiantes de medicina sanos que fueron colgados de las muñecas mostraron signos de dificultad respiratoria y presión arterial muy baja. [26] Los sujetos utilizaban su diafragma para respirar, y cuando se les permitió usar sus piernas para levantar el torso contra la gravedad, sus síntomas de dificultad respiratoria mejoraron. Se sugiere que esta fue la razón por la que los romanos rompían las piernas de las víctimas para acelerar la muerte, para que no pudieran levantarse y respirar. Esto aceleraría la muerte por asfixia y hemorragia externa o interna. El patólogo Dr. Frederik Zugibe ha propuesto que las víctimas morían de insuficiencia cardíaca y respiratoria como resultado de un shock hipovolémico causado por una pérdida excesiva de sangre durante la flagelación. [27] Otras causas sugeridas de muerte son embolia cardíaca, ruptura del corazón o hemorragia externa excesiva y trastornos de la coagulación sanguínea. [28] Se reconoce que nadie puede decir definitivamente el mecanismo exacto de muerte en una crucifixión en concreto; solo podemos sugerir las causas más probables. [29]

El tiempo que las víctimas tenían que soportar en la cruz antes de morir era variable y estaba determinado por la edad, el estado de nutrición, la cantidad de sangre y la pérdida de volumen y el clima del momento. Si bien se postula que la duración habitual de la muerte en la cruz era de 24 a 36 horas, en algunas personas, esta duración podría ser más larga, incluso hasta 10 días. [30]

Debate médico sobre la causa de la muerte de Jesús (as)

Si bien no hubo autopsias ni registros formales o relatos médicos en ese momento, existen varias hipótesis sobre la posible causa de la muerte de Jesús (as). Mientras que la comunidad médica está de acuerdo en que la muerte de Jesús (as) en la cruz fue atípica por suceder tan rápido, ya que en general las víctimas de la crucifixión tardaban días en morir, no hay consenso sobre la causa exacta de la muerte. [31] Los mecanismos postulados para la muerte repentina e inesperadamente prematura de Jesús (as) incluyen asfixia, ruptura del corazón, dilatación aguda del estómago, trauma por suspensión, coagulopatía y shock. [32,33,34,35] Si bien cualquiera de estos podría ser la causa de la muerte, no existe un consenso universal ni ninguna evidencia clara de la causa definitiva de la muerte. [36,37]

¿Cómo pudo Jesús (as) haber sobrevivido al proceso de la crucifixión?

Se ha propuesto una hipótesis alternativa que plantea la posibilidad de que Jesús (as) no muriese en la cruz en absoluto y sobreviviese al proceso de la crucifixión. [38,39,40] La evidencia médica apoya la posibilidad de que las víctimas de la crucifixión podrían ser resucitadas. [41] Durante muchos años, los devotos católicos recrearon la práctica de la crucifixión colocados en la cruz, con los brazos y los pies clavados en la cruz después de soportar un período de flagelación. [42] Se informa que, después de recibir los primeros auxilios básicos, un voluntario, al que le habían clavado púas de 8 cm en cada una de sus manos y pies antes de ser colocado en una cruz de madera por asistentes disfrazados de centuriones romanos, caminó tranquilamente de regreso a casa. [43] Los devotos dicen que sus heridas pueden tardar hasta dos semanas en sanar. [44] Si bien estas recreaciones son solo una pálida imitación de la realidad (los participantes pueden apoyar los pies en una pequeña tabla de madera, por ejemplo), ofrecen alguna indicación de los efectos de las heridas en las víctimas.

La evidencia científica sugiere varias hipótesis que podrían explicar cómo Jesús (as) pudo haber sobrevivido al proceso de la crucifixión. Entre estos se encuentran la auto-reanimación, hipotermia, shock y colapso y taponamiento cardíaco.

Autoresucitación: síndrome de Lázaro

Descrito por primera vez en 1982, el síndrome de Lázaro es un fenómeno en el que los pacientes sobreviven después de que un intento de reanimación aparentemente ha fracasado. [45] Esto se denomina resucitación automática, en la que la circulación sanguínea se reanuda espontáneamente unos minutos después de que se abandona un intento de reanimación. Este fenómeno no ha recibido la atención que merece pero hasta el 50% de los médicos de cuidados intensivos o urgencias prehospitalarias, dicen que lo han presenciado. [46] Dado que aproximadamente el 30% de estos pacientes se recuperan bien, se recomienda vigilar al paciente durante al menos diez minutos después de interrumpir la reanimación y antes de declarar la muerte.

No se comprende por completo cómo se lleva a cabo exactamente la resucitación automática, y se han propuesto varias teorías. [47] Un posible mecanismo que se ha sugerido sobre cómo funciona la resucitación automática es la “auto-PEEP” o presión auto-positiva al final de la espiración. [48,49,50] Se describe en la siguiente manera, ‘Durante la RCP, se puede desarrollar hiperinsuflación dinámica en un paciente con enfermedad obstructiva de las vías respiratorias debido a hiperventilación y tiempo de exhalación inadecuado. El cese de la ventilación alivia la hiperinsuflación y la presión intratorácica excesiva, lo que permite el llenado cardíaco y el retorno espontáneo de la función cardíaca ». [51] En otras palabras, los pulmones sobre inflados se alivian, reduciendo la presión intratorácica excesiva y permitiendo que el corazón se llene y bombee la sangre nuevamente para reanudar la circulación, lo que lleva a la resucitación automática.

Presentamos una hipótesis novedosa de que Jesús (as), que se encontraba en un estado de coma profundo, experimentó un ‘retorno espontáneo de la circulación’ cuando fue colocado en posición horizontal después de ser bajado de la cruz. Como se ha explicado anteriormente, durante el proceso de crucifixión, los pulmones se hiper inflan (se llenan en exceso de aire) a medida que respirar requiere cada vez más esfuerzo. En la posición de crucifixión, el músculo grande en la parte frontal de la pared torácica se estira hacia arriba y hacia afuera. Esto hace que sea mucho más difícil exhalar. [52] Para facilitar la exhalación, la víctima tenía que enderezar las rodillas, doblar el codo, tirar de los hombros hacia adentro y empujar su cuerpo hacia arriba sobre las muñecas empaladas con clavos. [53] Cuanto más tiempo pasaba en la cruz, más débil se volvía este esfuerzo, y los pulmones se llenaban más y más de aire, lo que provocaba dificultad respiratoria.

La dificultad respiratoria causada por la crucifixión se parece mucho a un ataque severo de asma o enfisema, en el que los pulmones están sobreinflados. [54]

Mientras estaba en la cruz, los pulmones de Jesús (as) se habrían dilatado gradualmente con crecientes esfuerzos por exhalar. La presión creciente causada por los pulmones sobrellenados dentro de la pared torácica habría obstaculizado el retorno de la sangre al corazón. Esto se habría agravado por la hipovolemia, la sed y la pérdida de sangre causada por la flagelación, todo lo cual habría reducido aún más el retorno de la sangre al corazón, lo que habría llevado a un compromiso circulatorio, síncope o coma profundo. Como la inhalación fue relativamente fácil durante la crucifixión, los tejidos vitales habrían permanecido oxigenados adecuadamente, manteniéndolos vivos. Presuntamente muerto, Jesús (as) fue bajado de la cruz y colocado en posición horizontal. La posición horizontal le habría ayudado a exhalar. Esto habría permitido que los pulmones se desinflaran, disminuir la presión dentro de la pared torácica, permitir que aumentara el flujo sanguíneo al corazón, facilitar la acción de bombeo del corazón y hubiera conducido a un retorno de la circulación, completando el proceso de autogestión, resucitación. Por lo tanto, es médicamente plausible que Jesús (as) experimentase un ‘retorno espontáneo de la circulación’ cuando se alivió la sobre insuflación de los pulmones al ser colocado en una posición horizontal.

Hipotermia

La Revista de la Asociación Médica Noruega publicó una hipótesis alternativa que también sugiere que Jesús (as) estaba vivo en el momento en que le bajaron de la cruz. Con una temperatura corporal de menos de 25 ° C, una persona puede parecer sin vida incluso para  personal médico experimentado. Es posible resucitar a personas con esta temperatura corporal o incluso a una temperatura inferior. [55] A veces, estas personas pueden cobrar vida de forma espontánea. Se argumenta que las circunstancias de la crucifixión de Jesús (as) sugieren que podría haber estado sufriendo de hipotermia en la cruz. Por lo tanto, es concebible que en el momento en que Jesús (as) fue bajado de la cruz, no estaba muerto, sino que fue percibido como muerto y colocado en el sepulcro. [56]

En Jerusalén, a 500 metros sobre el nivel del mar, puede hacer bastante frío en la primavera. Es posible que el clima frío, la tormenta o el eclipse, y un período de estar en la cruz con un mínimo de ropa, hayan causado hipotermia. También es posible que Jesús (as) estuviera completamente exhausto antes de ser clavado en la cruz. [57] Había pasado hambre, no había dormido, había sido severamente torturado por la mañana y se vio obligado a llevar una pesada cruz hasta que no pudo más. Jesús (as) estuvo solo en la cruz por un tiempo breve, un tiempo demasiado corto para provocar la muerte en la cruz. Una combinación de agotamiento e hipotermia debido al clima frío puede haber hecho que Jesús (as)  pareciera muerto a los transeúntes.

Es muy posible que los soldados también cometieran este error.

[58] Está registrado que los soldados apuñalaron a Jesús (as) con una lanza y salió sangre y agua. Pero los muertos no sangran. [59] El cuerpo de Jesús (as) fue entregado a José de Arimatea. Nicodemo, médico y seguidor secreto de Jesús (as), que también acompañó a José al sepulcro. Es muy posible y plausible que Jesús (as), de forma natural, volviese a la conciencia y que abandonase el cementerio solo o con la ayuda de amigos. La medicina de emergencia moderna ha demostrado que con el tratamiento adecuado, los pacientes con hipotermia grave pueden sobrevivir. Un estudio mostró que dos tercios de los pacientes con hipotermia (la temperatura corporal central media al momento del ingreso era de 20,6 ° C) sobrevivieron cuando fueron tratados con recalentamiento. [60]

Conmoción y colapso.

Una hipótesis alternativa se presentó en The Journal of the Royal College of Physicians of London en 1991. La Dra. Margaret Lloyd Davies presentó la hipótesis de que Jesús (as) colapsó y estaba en estado de conmoción cuando fue bajado de la cruz, y fue reanimado en lugar de resucitado después de los eventos de la crucifixión. Ella señala las heridas sufridas por Jesús (as), incluida la flagelación, que podrían haberle causado importantes heridas superficiales, que habrían sido dolorosas pero no mortales. En los Evangelios no se ha registrado ningún relato de testigos presenciales de la flagelación. La Dra. Lloyd Davies afirma que el inicio del shock no pudo demorarse mucho. De hecho, el dolor intenso provocaría la acumulación de sangre en el lecho vascular y la desaceleración de la frecuencia cardíaca. La presión arterial y la presión del pulso serían bajas, y la herida en la espalda provocaría cierta pérdida de sangre. Durante este período, Jesús (as) sufrió la tortura de tener que luchar contra la gravedad para respirar. Después de haber estado en la cruz durante tres horas o posiblemente un poco más, Jesús (as)  pareció muerto a los transeúntes. La Dra. Lloyd Davies señala que existe un vacío importante en la descripción de los eventos de la crucifixión. No hay ningún relato que indique exactamente cómo se bajaron el cuerpo de Jesús (as)  de la cruz. De los cuatro evangelios, solo Juan registra el incidente de la lanza clavada en el costado de Jesús cuando salió sangre y agua. No hay duda en la afirmación de la ciencia médica de que un cadáver no sangra. Por tanto, se plantea la hipótesis de que Jesús (as) estaba debilitado, cansado, sediento y había sufrido una flagelación y un golpe en la cabeza. Esto puede explicar de manera plausible el colapso de Jesús (as) en la cruz. Jesús (as) estaba en shock e hipotenso, perdió el conocimiento debido a la disminución del suministro de sangre al cerebro. Su piel muy pálida y su inmovilidad hicieron que otros creyeran que Jesús (as) había muerto. Se argumenta que el suministro de oxígeno al cerebro se mantuvo mínimo, pero por encima de un nivel crítico para mantener la vida. Cuando bajaron a  Jesús (as)  de la cruz y le pusieron en el suelo, la circulación se restauró. Un escalofrío durante el eclipse de sol podría haber ayudado a mantener la presión arterial y las extremidades frías pudieron haber sugerido a los guardias que Jesús (as) estaba muerto. La Dra. Lloyd Davies sugiere que Jesús (as) fue llevado y atendido por sus seguidores porque mostraba signos de vida.

WB Primrose, un anestesista senior en Glasgow Royal Infirmary y el Princess Louise Scottish Hospital en Bishopton, argumentó en 1949 que Jesús (as) estaba vivo en el momento en que fue bajado de la cruz. [61] Cita la afirmación en el evangelio de Juan que sangre salió de la herida de lanza, que muestra claramente que a pesar de la apariencia de la muerte, la circulación todavía estaba presente. El sangrado activo generalmente se detiene después del cese de los latidos del corazón. Primrose argumentó que los que estaban presentes en el lugar de la crucifixión de Jesús (as) estaban convencidos de que había muerto ya que se había derrumbado y estaba en estado de shock. Como consecuencia Jesús (as) terminó colapsando en un coma profundo. En esta condición, la víctima está inconsciente, tiene una tez gris y pálida y está fría al tacto; todos los signos que pueden confundirse con la muerte. Sin embargo, podría haber mantenido una circulación de bajo grado que no es fácilmente detectable pero que es adecuada para mantener vivos los órganos vitales. Primrose argumentó que esto es lo que le sucedió a Jesús (as). Por lo tanto, es bastante plausible que Jesús (as) fuera posteriormente reanimado y curado de sus heridas. Primrose comentó que, “tales condiciones de baja vitalidad son bien conocidas por los anestesistas de hoy”. [62] El autor concluye que un análisis detallado de los eventos de crucifixión descritos en los Evangelios, a la luz del conocimiento moderno, no es suficiente para pronunciar con absoluta certeza que Jesús (as) estaba realmente muerto cuando su cuerpo fue retirado de la cruz.

Taponamiento cardíaco

Otra teoría planteada es que Jesús (as) desarrolló taponamiento cardíaco durante el proceso de flagelación y crucifixión. Esta hipótesis se ha discutido en detalle en otro artículo. [63] “El taponamiento cardíaco (sangrado dentro de la cavidad pericárdica) [es] donde, después de la aspiración con una aguja de calibre ancho, se permite que la sangre drene para evitar la recolección” (consulte la The Review of Religions edición de marzo de 2012 de). Se argumenta que es muy probable que la lanza de infantería viniera al rescate de Jesucristo (as) cuando atravesó la cavidad pericárdica y revivió el corazón comprimido cuando “brotó sangre y agua”.

Solo en el corazón palpitante de una persona viva brota la sangre.

Observaciones finales

Existe evidencia clínica objetiva para demostrar que es posible cometer un error en el diagnóstico de muerte en personas vivas, incluso en manos expertas capacitadas. Los soldados romanos experimentados y entrenados no pueden considerarse inmunes a cometer tal error.

Además, en la literatura médica existe consenso en que la muerte a las pocas horas en la cruz fue inesperada y prematura. No hay ninguna prueba o evidencia categórica que confirme la muerte de Jesús (as) durante el proceso de crucifixión. Alternativamente, hay varios mecanismos científicos propuestos que apoyan la hipótesis de que Jesús  (as) sobreviviese a los eventos de crucifixión y que la reanimación es una posibilidad médica. Por lo tanto, con base en la evidencia actual, es médicamente plausible que Jesús(as) sobreviviese a los eventos de la crucifixión, y quizás es por eso que Jesús (as) fuese visto por sus discípulos días después, quienes presenciaron sus heridas. [64]

Acerca de la autora: La profesora Amtul Razzaq Carmichael MD, M Ed, FRCS (Gen Surg.), MBBS, es consultora. Se graduó en 1987 con medallas de oro a la excelencia académica y realizó su formación quirúrgica en los principales hospitales universitarios de Londres, Edimburgo y Filadelfia. Es autora de muchos artículos para las principales revistas científicas revisadas por pares. Es miembro senior del consejo editorial de The Review of Religions, así como también es subdirectora

Notas finales

1. https://www.freep.com/story/news/local/michigan/oakland/2020/10/19/timesha-beauchamp-wrongly-prnounced-dead-hospital/5981327002/

2. https: //www.jstor. org / stable / 20506113? read-now = 1 & seq = 1 # page_scan_tab_contents

3. http://www.gutenberg.org/files/50460/50460-h/50460-h.htm

4. https: //www.jstor. org / stable / 20506113? read-now = 1 & seq = 1 # page_scan_tab_contents

5. http://www.gutenberg.org/files/50460/50460-h/50460-h.htm#Page_113

6. https: // www. thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(01)06533-3/fulltext

7. Reilly BM. “Pronunciar, al ser médico”, Annals of Internal Medicine 135 (2001): 467–70.

8. https://www.independent.co.uk/news/world/europe/russia-woman-dead-morgue-zinaida-kononova-kursk-gorshechenskaya-a9678931.html

9. https://www.medicalnewstoday.com / artículos / 317645

10. https://www.everplans.com/articles/8-people-who-were-mistakenly-priced-dead

11. https://www.businessinsider.com/catalepsy-is-a-condition -que-te-hace-parecer-que-estás-muerto-2018-1? r = US & IR = T

12. https://www.theguardian.com/commentisfree/2014/nov/14/waking-morgue- death-janina-kolkiewicz

13. https://etd.ohiolink.edu/!etd.send_file?accession=bgsu1429141591&disposition=inline

14. Cooper HC, “The Agony of Death of Crucifixion”, New York Medical Journal 38, (1883) : 150-153.

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. Https://juniperpublishers.com/jfsci/pdf/JFSCI.MS.ID.555590.pdf

18. Roger W. Byard, “Forensic and historical issues of crucifixion”, aceptado: 16 de febrero de 2016 / Publicado en línea: 5 de marzo de 2016 Springer Science + Business Media Nueva York 2016

19. https://etd.ohiolink.edu/!etd.send_file?accession=bgsu1429141591&disposition=inline

20. Martin Hengel, “Crucifixion in the Ancient World”, SCM Press, Filadelfia (1977): 23.

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23. https://www.ajol.info/index.php/actat/article/view/52582

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29. https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/20508549.2006.11877788?needAccess=true

30. P Barrbet, A Doctor AT Calvary, traducido por el conde de Wicklow (Nueva York: PJ Kenedy and Sons. 1953), 41-174.

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