El Santo Profeta Muhammad Islam

Respuesta al artículo “Islam: de Mahoma al siglo XXI” publicado por ‘Muy Historia’.

Por Abdusalaam Charles Stedman, España

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Puedes escucharlo en el siguiente enlace:

Respuesta al artículo “Islam: de Mahoma al siglo XXI” publicado por ‘Muy Historia’. [1]

Muy Historia es una revista popular que publica artículos ricamente ilustrados sobre temas históricos diseñados para entretener a un público no especializado. La edición número 108 fue una edición especial con el título “Islam: de Mahoma al siglo XXI”.[1] A pesar del título, el artículo no trata realmente sobre el islam. El artículo es, más bien, una colección de anécdotas históricas con musulmanes y países musulmanes como telón de fondo. El resultado es un artículo que contiene numerosas imprecisiones, errores, omisiones y distorsiones. El objetivo de este artículo es detallar y corregirlos.

1.El Hadiz

El artículo describe el Hadiz de la siguiente manera:

“La voluminosa serie de tradiciones desconectadas con diferentes grados de veracidad conocida como Hadiz, resulta ser un laberinto a través del cual es difícil trazar un curso coherente.”

Es cierto que los libros de Hadiz no son libros de historia preparados, sino datos históricos en bruto y, como tales, requieren cierto esfuerzo y tiempo por parte del historiador.  Sin embargo, no habría sido demasiado difícil explicar qué son Hadiz y cómo se recopilaron estos datos. Durante los siglos VII y VIII, se hicieron esfuerzos en contactar con aquellos que conservaban tradiciones orales sobre el Profeta Muhammadsa, sus pronunciamientos, sus acciones, sus hábitos, de hecho, sobre todos los aspectos de su vida. La fiabilidad de cada informante se verificó meticulosamente y solo se recopilaron y escribieron los testimonios más fiables. Por ejemplo, una de las colecciones más fiables y respetadas de Hadiz, y hay muchas otras, es la de Sahih Al Bujari. Se cree que el Imam Abū ‘Abd Allāh Muḥammad Al Bukhari pasó dieciséis años analizando 600,000 tradiciones orales de las cuales seleccionó 7,897.  Hay otras cinco colecciones tempranas de Hadiz que se conocen como ‘sahih‘ (correcto) y son universalmente aceptadas como altamente fiables.  Sería más justo caracterizar el Hadiz como miles de páginas de datos auténticos que datan del primer período de la historia islámica y que cualquier historiador digno de su oficio y con un conocimiento adecuado del árabe, podría clasificar pacientemente para extraer datos altamente fiables sobre todos los aspectos de la historia islámica temprana: precisamente lo que han logrado los orientalistas occidentales tan respetados como Montgomery Watt o Sir William Muir entre otros. Es cierto que, de los recuerdos de dichos del Profeta Muhammadsa, las acciones que tomó y los eventos que tuvieron lugar durante su vida, de los cuales está compuesto el cuerpo de Hadiz, algunos son más fiables que otros y, a menudo, el mismo evento se describe de diferentes maneras. Pero este es el caso de cualquier fuente de datos históricos. En el caso de Hadiz, lo que les falta en precisión es más que compensado por su volumen. Tal es la gran cantidad de detalles proporcionados por estas colecciones que surgen patrones claros de los que se pueden extraer versiones fiables de los eventos.

2.  El origen de las copias escritas del Sagrado Corán

La versión ofrecida por este artículo (presente en Muy Historia) de cómo se escribieron las primeras copias del Corán sería rechazada por cualquier musulmán. Se acepta universalmente que durante el período de dieciséis años durante el cual el Profeta Muhammadsa recibió revelaciones, él inmediatamente repetía las palabras a sus seguidores que las aprendieron de memoria y al mismo tiempo empleó escribas, cuyos nombres se conocen hoy, quienes recopilaron sus palabras. Por supuesto, no había papel, por lo que era necesario utilizar materiales muy rudimentarios para este propósito.Arberry dice: “La tradición relata que unos años después de su muerte, los fragmentos dispersos se juntaron en ‘trozos de pergamino y cuero, tabletas de costillas de piedra de ramas de palma, omóplatos de camellos, pedazos de tabla y los senos de los hombres’ – la última frase se refiere a los recuerdos retentivos de los seguidores inmediatos del Profeta.”[2]

Estos fragmentos fueron cuidadosamente recolectados y guardados en una caja en la habitación del Profeta Muhammadsa.

Muy Historia afirma:

“El trabajo de copiar todo no puede haber sido fácil; podemos imaginar a los escribas haciendo una especie de enorme rompecabezas para poner en orden los versos que los Compañeros habían aprendido. Quizás es por esta razón que la escritura no está en orden cronológico y en algunos lugares se contradice a sí misma.”

No obstante, cualquier investigador sincero encontrará información que le permitirá concluir que este argumento no ese razonable. Para comenzar, el Profeta Muhammadsa siempre indicó el orden en el que la última revelación debería de ser colocada.

Por ejemplo, Abdullah bin Abbasra relata una narración que Hazrat Usman bin Affanra, el tercer Jalifa, afirmó:

“Era una práctica del Profeta Muhammadsa que cuando el Profeta Muhammadsa había recibido una revelación, el Profeta Muhammadsa convocaba a uno de sus escribas y le indicaba que lo recopilara, y también le indicaba en qué lugar debía colocarse en la Sūrah. De esta manera, el Profetasa organizaba las diversas Sūrahs él mismo.”[3]

Además, el autor del artículo tampoco ofrece ejemplos de las supuestas contradicciones en el Corán que menciona. Y un estudio minucioso del Corán demostrará que, efectivamente, no los hay.

Un dato importante es que era una práctica muy común entre la gente de aquella época memorizar textos largos, especialmente poemas y lo hacían realmente bien. Esto se convertía en una forma fiable de verificar el orden de los versos coránicos, ya que podían consultar a los cientos de personas que se sabían el texto de memoria y, naturalmente, en el orden correcto. 

En segundo lugar, el artículo establece que:

“El texto completo fue finalmente presentado a Abu Bakr: sería la primera ‘versión oficial’. Un califa posterior, Usman, de la familia Omeya, hizo una nueva copia descartando lo que él consideraba no relevante y rápidamente envió copias a las más importantes ciudades.”

La idea de que un seguidor tan leal y devoto del Profeta Muhammadsa de repente se convierta en un megalómano, dispuesto a manipular el texto Divino para sus propios fines políticos es simplemente absurda y no tiene ninguna base histórica. La versión de los hechos descritos en Muy Historia queda anulada por completo, por ejemplo, por este relato por una autoridad tan importante como Hazrat Mirza Bashir ud Din Mahmud Ahmadas:   

Durante el tiempo de Usman comenzaron a recibirse quejas de que diferentes tribus pronunciaban ciertas palabras del Corán por su propia cuenta y según su dialecto y, como resultado de esto, personas que no eran musulmanas y que escuchaban estas palabras enunciadas de manera diferente cayeron en la idea errónea de que había variaciones en el texto del Corán […] estas variaciones fueron el resultado de la práctica tribal o familiar y no tuvieron nada que ver con ninguna variación en el texto ni afectaron el significado de ninguna palabra. Sin embargo, Usman pensó que era prudente prohibir todas las variaciones, incluso de la enunciación de los puntos vocálicos. Mandó preparar copias del texto tal como se había recolectado en la época de Abu Bakr y envió estas copias a diferentes partes de los dominios musulmanes y emitió claras indicaciones de que no debía permitirse ninguna variación en la recitación del Corán del texto estándar, incluso si era solo en materia de la enunciación de puntos vocálicos En la época del Profeta Muhammadsa, la vida social de los árabes se basaba en sus divisiones tribales; cada tribu llevaba una existencia separada e independiente de las demás. En su discurso estaban acostumbrados a pronunciar ciertas palabras de acuerdo con su propio dialecto. Cuando aceptaron el islam, se unieron en una sociedad culta y el árabe se convirtió de inmediato en el vehículo de esa cultura. La alfabetización se extendió muy rápidamente entre los árabes y se hizo bastante fácil para cada uno de ellos adoptar la enunciación literaria correcta de cada palabra árabe. El lenguaje de La Meca se convirtió en el estándar para este propósito. Más adelante, en la época del Califato de Usman, por lo tanto, ya no había ninguna justificación para las variaciones en la enunciación de los puntos vocálicos de acuerdo con las prácticas tribales en la recitación del Corán, particularmente cuando tales variaciones podrían conducir a conceptos erróneos en las mentes de los no árabes. Esta acción prudente y oportuna de Usman ha sido objeto de acusaciones de escritores no musulmanes que alegan que realizó cambios en el Corán o que las copias del Corán promulgadas por él eran de alguna manera diferentes del texto estándar o del texto revelado al Profeta Muhammadsa. Estos autores imaginan que han descubierto una potente arma de ataque contra la precisión del texto del Corán, pero aquellos que conocen el idioma árabe y la historia de la compilación del Corán simplemente sonríen ante la falta de inteligencia demostrado por ellos.[4]

Es posible citar una larga lista de orientalistas no musulmanes que están de acuerdo en que existe y siempre ha habido una sola versión del Corán. Por ejemplo, Sir William Muir escribió:

Surgieron varias facciones en conflicto después del asesinato de Usman aproximadamente un cuarto de siglo después de la muerte de Mahoma y han estado presentes en el mundo musulmán desde entonces. Sin embargo, el hecho de que solo un Corán haya existido entre ellos, y un consenso completo sobre el uso de esta escritura en cada período y hasta el presente es una prueba irrefutable de que tenemos ante nosotros el mismo texto preparado por orden del desafortunado Califa. Probablemente no haya otro libro en el mundo que haya permanecido durante doce siglos en una forma tan pura.”[5]

El hecho de que un texto religioso revelado a un Profeta que no podía leer ni escribir y en un momento anterior a la invención del papel, haya llegado intacto a la era moderna y en un idioma moderno es simplemente milagroso y para los musulmanes es una demostración de que la promesa hecha por Dios en el texto del Corán de que Él mismo protegería el texto sagrado, se ha cumplido.

Además de los errores mencionados hasta ahora, el artículo hace referencia a los estereotipos sin fundamento habituales relacionados con el islam que estamos acostumbrados a encontrar en muchos medios de comunicación. La frase “romper el velo” se repite dos veces en negrita y está claramente implícito que cuando una mujer alcanza una posición de autoridad o responsabilidad en un país islámico, de alguna manera va en contra de las tradiciones sociales establecidas por el islam. A pesar de que el artículo menciona que, en el islam: “la mujer no viene de la costilla de un varón, los dos son creados de la misma manera y tampoco ella es responsable de ningún pecado original”, para evitar que esto haga que el lector se sienta incómodo, agrega rápidamente:

Por supuesto que la mujer no queda en buen lugar, como en casi ningún texto de la época.”

Sin embargo, el hecho es que el islam, como religión, liberó a las mujeres de la servidumbre de los tiempos pre islámicos y les otorgó derechos y libertades que ni siquiera han recibido en los países occidentales hasta el último siglo. Las enseñanzas contenidas en el Corán establecen firmemente que los hombres y las mujeres son iguales ante Dios y asigna a las mujeres una posición de honor y dignidad en la sociedad. Establece su derecho a participar en todas las esferas de la sociedad, el derecho a votar, el derecho a la herencia y el control de sus propios recursos financieros. Con su ejemplo personal, el Profeta Muhammadsa dignificó la posición de las viudas, las mujeres divorciadas, las mujeres de nacimiento humilde e incluso las esclavas, asegurándose así que esas mujeres nunca se enfrentarían a prejuicios en una sociedad verdaderamente islámica.

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3. La Yihad

El concepto de “yihad” en el islam no se explica correctamente en el artículo, tal vez esto no sea sorprendente dada la larga campaña en los principales medios de comunicación para lograr la destrucción de esta palabra, y la difamación de la religión islámica a que los musulmanes están tristemente acostumbrados, alegando que de alguna manera la violencia forma parte de la religión. El artículo cita sin explicación al Califa Usmanra diciendo:

“Dios cubrirá con desgracia y calamidad a las personas que se niegan a luchar, haciendo oídos sordos a su orden.”

Se invita al lector a entender que él estaba imponiendo a los musulmanes la obligación de participar en las luchas armadas. En un momento dado, el artículo señala correctamente que el concepto de Guerra Santa no existe en el islam, pero luego tenemos una imagen con la leyenda “un jefe árabe llama a los árabes beduinos a la Guerra Santa”.  Junto a esto hay un párrafo titulado “El concepto ambiguo de la yihad“. El hecho es que no hay nada ambiguo sobre el concepto de la Yihad. Lo que es cierto es que los medios de comunicación occidentales han llevado a cabo una campaña muy efectiva para alterar el verdadero significado de la palabra. En primer lugar, la palabra “yihad” se traduce al español como “luchar” o “combatir”. Por supuesto, uno puede combatir con armas, pero también puede combatir por los derechos humanos o para ayudar a las víctimas de una catástrofe natural o para superar los problemas personales.

No hay nada de ambiguo en los comentarios hechos por el Profeta Muhammadsa recopilados en muchos Hadices. Dejó muy claro que la Yihad principal y la más importante es la que cada musulmán individual realiza en contra del mal que se esconde en su propio corazón y la lucha interna por convertirse en un mejor ser humano.

En un segundo plano, el islam introdujo un sistema para mantener una sociedad civilizada. Fue para luchar por este noble fin que Usmanra invitó a sus seguidores y fue lo que el Profeta Muhammadsa definió como la Yihad menor: la lucha por defender los principios de paz, armonía y justicia que son fundamentales para el islam, de aquellos quienes intentan destruirlos.

Tampoco hay contradicciones en el Corán como dice el artículo. El Corán establece reglas claras diseñadas para prevenir conflictos y poner fin a ellos tan pronto como sea posible en caso de que resulten inevitables. Por ejemplo:

“Mas si dos grupos de creyentes luchan mutuamente, estableced la paz entre ellos; si, después de eso, uno de ellos trasgrede contra el otro, combatid al grupo trasgresor hasta que vuelva al mandamiento de Al-lah. Luego, si retorna, estableced la paz entre ellos con equidad, y actuad con justicia. En verdad, Al-lah ama al justo. En verdad, todos los creyentes son hermanos. Estableced, pues, la paz entre hermanos, y temed a Al-lah para que se os muestre misericordia.[6]          

4. Los Califas Usmanra y Alira.
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Otra interpretación altamente cuestionable es la insinuación del autor de que el Califa Alira estaba celoso del Califa Usmanra, codiciando para sí mismo el puesto de Jalifa cuando este último fue nombrado para este puesto y que más tarde, después de que los bandidos rebeldes asesinaran a Usmanra, fuera reacio a llevarlos ante la justicia. Historiadores eminentes como Wilferd Madelung rechazan por completo esta interpretación: según él, no hay evidencia de que Alira tuviese alguna relación con los rebeldes que querían que se convirtiera en Jalifa o dirigiera sus acciones.[7] Un artículo imparcial al menos habría mencionado esto. Los historiadores musulmanes son unánimes al rechazar la idea de que Alira hubiese tenido alguna relación con los rebeldes que causaron graves problemas al incipiente estado islámico.

El verdadero instigador de la rebelión fue Abdullah bin Saba, un hombre judío de Yemen. Hubo un tiempo en que el judaísmo había sido predominante en Yemen. El movimiento lanzado por Abdullah bin Saba tenía como objetivo restaurar el judaísmo a su antigua gloria en el área al subvertir el islam desde adentro. Abdullah bin Saba hizo una conversión nominal al islam. Se hizo pasar por un campeón de su nueva fe y fingió vivir una vida de piedad. Con considerables recursos financieros, se dispuso a gastar su dinero de tal manera que obtuviera seguidores, especialmente entre las personas más pobres. Tras obtener cierto éxito, se mudó a Kufa entre cuya gente Alira era particularmente popular. Abdullah bin Saba explotó esta situación de una manera inteligente. Argumentó que cada profeta tiene un ‘wasi’, es decir, alguien que heredó el puesto del otro. En el caso de Moisés fue Aarón y en el caso del Profeta Muhammadsa fue Alira. También señaló que el Califa Usmanra había designado miembros de su familia para cargos importantes y que había quemado copias del Sagrado Corán, ¡un pecado imperdonable ciertamente! (Como hemos mencionado anteriormente, el Califa Usmanra quería asegurarse de que solo circularan copias exactas del Corán original) Con estos argumentos convenció a muchos de sus partidarios de que el Califa Usmanra había usurpado la posición del Jalifa. De esta manera comenzó una rebelión que resultó en el asesinato de Usmanra, después de lo cual los rebeldes revelaron sus motivos subyacentes saqueando el tesoro. (Para un relato completo, ver [8] y 3.)

Además de los errores graves detallados anteriormente, el artículo también comete otros errores menores que revelan la falta de familiaridad del autor con el tema. El artículo declara que Jadiyara (la primera esposa del Profeta del islamsa) dio a luz siete hijos del Profeta Muhammadsade los cuales solo sobrevivió una niña; Fátima”, pero un poco más adelante dice que Usmanra se casó con dos de las hijas del Profeta Muhammadsa, primero Rukayara y luego cuando ella falleció, con Umm Kulzunra. El autor claramente ha entendido mal los hechos. Estos son los siguientes: de las cinco niñas y dos niños que Jadiyyara dio al Profeta Muhammadsa, los dos niños murieron en la infancia, pero todas las niñas sobrevivieron hasta la edad adulta, aunque solo Fátimara seguía viva en el momento en el que falleció el Profeta Muhammadsa.

El artículo establece que el Profeta Muhammadsa solía retirarse a la cueva de Hira durante el mes de Ramadán antes de su llamada Divina. Esto no es así. Si bien tenía la costumbre de retirarse a la cueva para meditar en paz, la importancia del Ramadán como el mes sagrado en la tradición islámica sólo comenzó después de la primera revelación recibida por el Profeta Muhammadsa, que fue durante el mes del Ramadán, y las revelaciones posteriores dejaron claro la importancia de este mes.

Tampoco parece haber entendido lo desagradable que es para los lectores musulmanes que el artículo sea ilustrado con dibujos altamente imaginativos y totalmente inauténticos del siglo XV etiquetados como “Eso es Mahoma”. También es bastante peculiar el cuadro fantasioso de Carl Theodor Piloty, que se supone que muestra a los cruzados de la primera cruzada entrando en Jerusalén para dispensar caridad y la religión verdadera. Incluso los lectores de Muy Historia probablemente saben que cuando Jerusalén fue conquistada en 1099, los cruzados masacraron a toda la población.

Conclusión

Esperamos que los lectores familiarizados con el artículo original en Muy Historia puedan apreciar que se requiere un esfuerzo adicional para dejar a un lado los prejuicios cuando se tratan temas religiosos y más aún cuando esa religión es el islam, sobre la que a menudo se debate y tergiversa deshonestamente en los principales medios de comunicación occidentales.

Hacemos un llamamiento especial a los lectores no musulmanes de este artículo para que consulten las fuentes por sí mismos. Se pueden encontrar numerosos libros y artículos sobre el Islam, incluido el Sagrado Corán, en nuestra página web en español www.ahmadia.es. Vivimos en una época en la que la capacidad de pensamiento independiente y lúcida es cada vez más importante.


Referencias

[1] https://www.muyhistoria.es/contemporanea/articulo/islam-de-mahoma-al-siglo-xxi-en-la-nueva-portada-de-muy-historia-191548077418

[2]Arthur J Arberry, El Corán, (Nueva York: Touchstone, 1996), ix.

[3]Hazrat Mirzah Bashir Ahmad, citado en La vida y el carácter del sello de los profetas, Ṣaḥīḥul-Bukhārī, Kitābu Faḍā’ilil-Qur’ān, Bābu Kāna Jibrīlu Ya’ridul-Qur’āna ‘Alan-Nabiyyisa, Ḥadīth No. 4997, 4998, Ṣaḥīḥul-Bukhārī, Kitābu Faḍur’il, Bābul-Qurrā’i Min Aṣḥābin-Nabiyyisa, Ḥadīth No. 4999, 5003, 5004. 391.

https: //www.alislam. org/library/books/Seal-of-Prophets-Vol-2.pdf

[4] Hazrat Mirzah Bashir ud Din Mahmud, El comienzo de la disensión en el islam, 26-27.

[5] Sir William Muir, La vida de Mahomet, (Londres: 1912, vol. 1), XXII-XXIII.

[6] Sagrado Corán (49: 10-11)

[7] Wilferd Madelung, La Sucesión a Muhammad, (Cambridge University Press, 1997)

[8] Majlis Khuddamul Ahmadiyya UK, “Tariq Magazine (Volume 11, Issue 1)”, 20 febrero 2010,

  https://issuu. com/mkauk /docs/tm1101.

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