Por Sara Waseem, Reino Unido
Muchos países se encuentran en confinamiento como consecuencia de la pandemia del Covid-19. Aunque ha tenido un impacto en todos los niveles de nuestras vidas, hubo una considerable preocupación sobre el impacto potencial del confinamiento en la salud mental de los niños que han tenido su escolarización a través de internet y han sido separados de sus compañeros. Entonces, ¿qué sugieren los estudios y qué podemos hacer al respecto?
La organización Young Mind realizó una encuesta a 2.011 jóvenes con antecedentes de problemas de salud mental entre el viernes 15 y el miércoles 30 de septiembre de 2020, poco después de la reapertura de los colegios. Sus conclusiones son preocupantes.
Revelaron que al volver a la escuela, el 69% de los encuestados describió su salud mental como inadecuada.
Esta cifra ha aumentado con respecto al 58% que describió su salud mental como inadecuada antes de volver a la escuela. El informe señala que sólo el 27% de los encuestados tuvo una conversación individual con un profesor u otro miembro del personal escolar en la que se les preguntó por su bienestar [1].
La encuesta anual de hogares de la organización Children’s Society [2], realizada entre abril y junio de 2020, con más de 2.000 jóvenes de entre 10 y 17 años, y una consulta con 150 niños, reveló que muchos niños han experimentado altos niveles de preocupación; han sufrido pérdidas y duelos; y han perdido oportunidades de aprendizaje y educación a lo largo de esta crisis.
La pandemia ha puesto en entredicho nuestra ilusión de que tenemos el control absoluto de nuestras vidas. El mundo exterior se nos presenta ahora como un lugar peligroso en el cual estar, y otras personas son potencialmente peligrosas ya que pueden propagar el virus que, como sabemos penosamente, es mortal. No hay un punto final claro, y a lo largo del camino es probable que haya un sufrimiento aún mayor debido al declive económico mundial.
Entonces, ¿qué pueden hacer los padres y tutores? Muchos, debido a las circunstancias de su hogar, pueden sentirse muy estresados, especialmente si viven en espacios hacinados con poco acceso a zonas de juego al aire libre. A esto hay que añadir la preocupación por los bajos ingresos o la futura pérdida de empleo.
La British Psychological Society [3] (BPS) ha sugerido una serie de estrategias útiles.
En primer lugar, los padres y tutores deben ser conscientes de sus propias respuestas al estrés y de las de sus hijos.
Muchos padres pueden estar preocupados por sus propias perspectivas laborales, pero deben contener la ansiedad y buscar ayuda, si es necesario. Estos problemas no son cosas que los niños puedan resolver, pero sabemos que cuando ellos oyen a los adultos hablar de sus preocupaciones, suelen empezar a preocuparse también.
La BPS sugiere que, si bien es importante ser abierto en cuanto a que algunas cosas preocupan a los adultos, los niños no deben sentirse abrumados con mucha información y discusiones sobre la incertidumbre.
Afirmaciones como “no sé qué voy a hacer” pueden asustar mucho, ya que tu hijo buscará en ti esa contención de lo que siente. Sé honesto, pero trata de ayudar rebajar su ansiedad. “Sí, es algo en lo que yo también pienso y a veces me preocupo, pero cuando sepamos cuál es el siguiente paso podremos elaborar juntos el mejor plan posible.”
Elógialos por haber notado sus propios sentimientos. Esto les ayuda a saber que no estás molesto con ellos por eso y que pueden confiar en sus instintos.
Otro reto al que se enfrentan muchos padres es a tener que educar en casa. De nuevo, los padres no eligieron convertirse en educadores en casa. Por lo tanto, tienen que fijar objetivos realistas en cuanto a lo que se puede conseguir, y no sentirse culpables por no conseguir que sus hijos participen con entusiasmo.
La rutina y la estructura pueden ayudar mucho en este sentido, ya que crean una sensación de seguridad.
Sin embargo, también es importante ser flexible y no sentir la necesidad de adherirse demasiado rígidamente a un plan establecido para el día, ya que puede causar más estrés y conflicto. Pasar tiempo con los niños y hablar con ellos es especialmente importante, así como comprobar cómo se sienten.
Cabe destacar que la encuesta de verano de Young Minds reveló que el 11% de los encuestados dijo que su salud mental había mejorado durante la crisis, lo que supone un aumento respecto al 6% de la encuesta de marzo. A menudo, esto se debió a que sintieron que era beneficioso estar lejos de las presiones de su vida normal (por ejemplo, el acoso o la presión académica en la escuela). Las actividades lúdicas son especialmente importantes para el desarrollo de los niños de todas las edades. El juego permite a los niños desarrollar sus habilidades manuales, verbales y su creatividad.
Es realmente importante normalizar esta experiencia por la que todos estamos pasando y la realidad es que no estamos solos. La mayor parte de la población mundial está experimentando la pandemia de una forma u otra. Irónicamente, esta experiencia compartida nos une de una manera que no podríamos haber imaginado antes. Se puede animar a los niños a reflexionar sobre esto y a pensar en su lugar en la aldea global de la que ahora formamos parte.
Estamos viviendo un momento importante de la historia y se puede animar a los niños a hablar de ello a través de la conexión virtual con sus compañeros, familiares y amigos.
De hecho, la pandemia nos ha hecho replantearnos aspectos de nuestra forma de vivir. Judith Edwards, PhD, una psicoterapeuta consultora de niños y adolescentes jubilada, que enseñó y supervisó en la Clínica Tavistock, nos recuerda,
“…es importante transmitir a los niños lo bueno que, de hecho, también ha ocurrido. Incluso en las ciudades el aire se volvió más puro, más respirable, y mientras las calles se vaciaban, nuestros pulmones se expandieron para que nosotros también experimentásemos la energía del ágil ciervo joven, la alegría infantil, o al menos más energía de la que habíamos experimentado hasta ahora”.[4]
Quizás uno de los mayores impactos de la pandemia de Covid-19 ha sido el de desafiar nuestro sentido de la certeza. Los padres pueden aprovechar este momento para recordar a sus hijos que sólo hay uno que tiene el conocimiento absoluto. Sólo Él sabe lo que va a pasar y la mejor manera de aliviar nuestras ansiedades es entregarle nuestro imaginario sentido de control. Cuando nuestros hijos nos observen dirigiéndonos a Él en la oración, también aprenderán que no hay certeza en el mundo sin Dios.
El Sagrado Corán nos recuerda:
¡Oh, vosotros, los que creéis!, buscad ayuda con paciencia y Oración; ciertamente Al´lah está con los constantes [5]
Y luego:
Y os pondremos a prueba con algo de temor y hambre, y con pérdida de riquezas, de vidas y de frutos; pero dad la buena nueva a los pacientes. Aquellos que, cuando les aflige una desgracia, dicen: “en verdad, a Al´lah pertenecemos y a Él volveremos”. Para éstos son las bendiciones de su Señor y su misericordia, y son ellos los guiados por el camino recto. [6]
Sobre la autora:
La Dra. Sarah Waseem es una psicóloga clínica con más de 25 años de experiencia en el NHS, tanto en Atención Primaria como en Atención Secundaria. Actualmente trabaja en el área de Salud de la Mujer en un hospital del NHS de Londres. También ha sido miembro del consejo editorial de The Review of Religions durante más de 20 años.
Referencias.
[1] https://youngminds.org.uk/about-us/reports/coronavirus-impact-on-young-people-with-mental-health-needs
[2] The Children’s Society, 2020
[3] The British Psychological Society 2020: “Managing uncertainty in children and young people: advice for parents during the Covi19 pandemic”
[4] https://www.mindinmind.org.uk/thought-pieces/the-impact-of-covid-19-on-childrens-mental-health-before-during-and-after-the-pandemic/
[5] The Holy Qur’an 2:154
[6] The Holy Qur’an 2:156-158
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