¡Oh vosotros los creyentes, se os prescribe el ayuno, al igual que fue prescrito a los que os precedieron, para que seáis justos!”(Sagrado Corán, 2:184).
El mandato de ayunar, cualquiera que sea su forma, se encuentra en la mayoría de las religiones de una forma u otra. Así los primeros devotos budistas ayunaban (ver Lalitavista y Baddhacharita); los seguidores de Moisés (as) incluso lo hacían antes de recibir los Diez Mandamientos (Exodo 34:38; Deut. 9:9); y los seguidores de Jesús (as) antes de recibir la llamada Divina (Mateo 4:2). Todos ellos fueron testigos de la importancia de esta institución. De hecho, el ayuno es una forma de devoción y auto-disciplina que posee un atractivo natural para el hombre. “Para la mayoría de las religiones”, dice la Enciclopedia Británica, “tanto en las culturas básicas, como en las mediana o altamente desarrolladas, el ayuno está abiertamente prescrito; y cuando no se requiere, no obstante, es practicado de alguna forma por la gente como respuesta a un empuje natural”.
Sin embargo, el versículo anterior, no significa que el ayuno haya sido prescrito a los musulmanes de la misma forma en que fue prescrito a las gentes de religiones anteriores. El islam ha desarrollado ampliamente esta institución desde el punto de vista espiritual al atribuirle un elevado número de restricciones y normas.
La cláusula “para que seáis justos” explica la profunda filosofía que subyace al mandamiento relacionado con el ayuno. Es una característica especial del Sagrado Corán que, siempre que dispone un mandamiento importante, no lo hace arbitrariamente, sino que también explica su utilidad, para que quienes lo lean o escuchen se convenzan y sientan satisfechos de la sabiduría subyacente. Por lo tanto, el objetivo del “siyam” o ayuno, tal y como se ha afirmado en dicho versículo, es “la adquisición del taqwa o rectitud”.
Como se explica en versículo “Este es un Libro perfecto, no hay duda en él y es una guía para los justos” (2:3), la palabra “taqwa” o “ittaqa” de la que la palabra “tattaqun”, usada en dicho versículo y de la que deriva, significa por una parte protegerse a uno mismo de daño y sufrimiento; y por la otra del mal y el pecado.
El primer objetivo se obtiene a través del ayuno de dos formas:
(1) Cuando una persona comete acciones malvadas y se convierte en merecedor del castigo Divino por haber realizado tales obras, pero después se avergüenza de las mismas y se vuelve a Dios con arrepentimiento, entonces el ayuno sirve como una expiación para sus pecados.
(2) El ayuno no solo hace que las personas estén en forma y puedan aguantar durezas, sino que también les hace comprender los sufrimientos del prójimo y su angustia y sentir simpatía por ellos.
Así, el ayuno está encomendado a eliminar y minimizar el dolor y el sufrimiento de la humanidad.
Finalmente, el segundo objetivo, que es para salvarnos del pecado y de la maldad, se obtiene a través del ayuno porque, mientras ayunamos, una persona no solo tiene que abandonar la comida y la bebida, sino que también, en cierta medida, tiene que mantenerse alejado del mundo y abstenerse de muchos de sus deseos, con el resultado de que sus pensamientos naturalmente tienden hacia cosas espirituales. La gente espiritual de todas las religiones testifica unánimemente, sobre la base de su experiencia personal, que cierto grado de alejamiento de las relaciones físicas y conexiones mundanales es esencial para el desarrollo espiritual y ello también tiene un gran efecto purificador en la mente.
Por otra parte, no se puede denegar que llevar ese alejamiento hasta el extremo nos debilitará el cuerpo y la salud, cosa no deseable, hasta tal punto que no seremos capaces de cumplir con nuestras obligaciones sociales y religiosas, ni tampoco podremos resistir tentaciones que requieren cierta cantidad de fortaleza. Por lo tanto, el islam sigue el camino sabio: mientras que prescribe cierto grado de abstención de los placeres materiales, no permite tal debilitamiento del cuerpo que le incapacitaría para llevar a cabo sus funciones normales.
Por esta razón, el Santo Profeta (sa) prohibió el ayuno continuado, diciendo:
“Vuestro cuerpo tiene un derecho sobre vosotros y vuestra familia tiene derechos sobre vosotros y vuestros huéspedes tienen derechos sobre vosotros” (Tirmidi).
En otra ocasión, también dijo:“En verdad, yo soy el más timorato de todos vosotros, pero algunas veces ayuno y otras me abstengo de ayunar; por tanto seguid mi ejemplo” (Bujari).
El ayuno también se erige como un símbolo de sacrificio completo. El que ayuna no sólo se abstiene de comida y bebida, que son las fuentes principales de sustento y sin las que uno no podría vivir, sino también de mantener relaciones íntimas con su esposa, que es el medio de asegurarse su progenie. Por consiguiente, quien ayuna realmente expresa su disposición, si fuese necesario, a sacrificarlo todo por la causa de la verdad. El ayuno ciertamente representa un maravilloso ejercicio para el hombre.
También tenemos que señalar aquí que este versículo no contiene realmente un mandamiento para ayunar, el cual viene en el versículo siguiente. Solo prepara a los musulmanes para dicho mandamiento cuando dice que el ayuno que va a ser prescrito para ellos no es algo nuevo sino que también fue prescrito a la gente que existieron antes de ellos; y que es algo muy útil que ciertamente les será de gran beneficio. A menudo vemos que el Sagrado Corán no da un mandamiento así de repente, sino que primero prepara el terreno para ello haciendo algunas afirmaciones generales. En este sentido, ver también los versículos 2:143-145 donde se ha adoptado un método similar.
Sobre el autor:
Su Santidad Bashir Ud-din Mahmud Ahmadra (1889-1965) fue el segundo Sucesor del Mesías Prometido (as) y también el segundo Califa de la Comunidad Musulmana Ahmadía. Su comentario del Sagrado Corán en lengua urdu (llamado “Tafsir-e-Kabir”) comprende diez volúmenes y es ampliamente aclamado como una obra maestra única.
Los Cinco Volúmenes de Comentario del Sagrado Corán son una traducción al inglés de ciertas partes de dicho comentario y también de sus extensas notas. The Review of Religions presenta varios extractos de este comentario en cinco volúmenes que explica en profundidad el verdadero significado del mes sagrado de Ramadán y su filosofía.
Traducción original del artículo “ Fasting: cleansing the soul” de la revista The Review of Religions en inglés.
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