Discurso del líder mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía en la Inauguración de la mezquita Baitul Afiyat en Almere, Holanda.
Introducción: El 1 de octubre de 2019, el líder mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, el Quinto Jalifa, Su Santidad, Mirza Masrur Ahmad (aba) inauguró la Mezquita Baitul Afiyat (La Casa de la Paz y la Seguridad) en Almere,Holanda.
A su llegada, Su Santidad inauguró de forma oficial la mezquita al desvelar una placa conmemorativa y ofreció la oración en agradecimiento a Dios Altísimo. Su Santidad lideró las oraciones de Zuhr y Ásar en la mezquita y también respondió preguntas de diversos medios de comunicación en una conferencia de prensa. Más tarde, tuvo lugar una recepción especial, a la que asistieron alrededor de 80 dignatarios e invitados, para marcar la apertura de la mezquita. Antes de el discurso de Su Santidad, el Presidente Nacional de la Comunidad Musulmana Ahmadía de Holanda, Hibbatunoer Verhagen, pronunció unas palabras; y a su vez varios invitados también pronunciaron breves discursos, incluyendo al miembro del ayuntamiento de Almere, el Sr. Ton van den Berg; el presidente del Partido Respect del ayuntamiento de Almere, Sr. Rene Eekhuis; un representante de la comunidad sij, Sardar Bhupindar Singh y el teniente de alcalde de Almere, Sr. J. Zoetekouw. El punto culminante del evento tuvo lugar con el discurso inaugural pronunciado por Su Santidad Mirza Masrur Ahmad (aba) en el cual explicó los verdaderos propósitos de las mezquitas. La transcripción oficial del discurso pronunciado por Su Santidad de esta ocasión se presenta a continuación:
Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Bismillah, Su Santidad Mirza Masrur Ahmad (aba), líder mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, dijo:
“A todos los invitados distinguidos, Assalamo Alaikum Wa Rahmatullahe Wa Barakatohu (que la paz y bendiciones de Dios sean con todos ustedes).
En primer lugar, me gustaría agradecerles a todos por aceptar nuestra invitación y unirse a nosotros en la apertura de nuestra nueva mezquita aquí en Almere.
En el día de hoy, muchas personas que viven en el mundo occidental albergan sospechas sobre el islam y los musulmanes.
De hecho, no es exagerado sugerir que muchas personas temen a la religión del islam y sus seguidores. Por lo tanto, el hecho de que hayan aceptado nuestra invitación demuestra que tienen un corazón abierto y son personas que aspiran a forjar lazos de amistad entre personas de diferentes comunidades y creencias.
Ilustra su deseo de un diálogo interreligioso y muestra que reconocen la importancia de defender los valores humanos.
Les agradezco sinceramente su gesto y le aseguro que nuestra fe nos enseña que la religión es una cuestión del corazón y corresponde a cada individuo determinar su propio camino, libre de cualquier forma de coerción.
A este respecto, el Sagrado Corán declara explícitamente que no debe haber obligación en asuntos de religión.
La inauguración de una mezquita es una función puramente islámica y no será una sorpresa para ustedes ver que nosotros, los musulmanes áhmadis, poseemos una conexión emocional y una profunda afiliación por nuestras mezquitas.
Por lo tanto, nos causa sincera alegría y profunda emoción que Dios Altísimo nos ha permitido construir esta mezquita aquí en esta ciudad, donde podemos unirnos para la adoración del Dios Único, en la forma en que nos ha enseñado.
Sin embargo, todos ustedes, que son nuestros invitados, aunque no tienen ese vínculo emocional con esta mezquita, aún así han hecho el esfuerzo de participar en el evento de hoy y esto demuestra que son gente amable, generosa y tolerante.
Además, muestra que desean aumentar su conocimiento sobre el islam y aprender sobre los objetivos y las razones por las cuales hemos construido esta mezquita.
Por ello, también los felicito, porque tomarse el tiempo para aprender sobre las creencias de otros es una forma crucial de derribar las barreras que nos dividen y exponer esos mitos que a menudo cultivan ansiedad y temor innecesarios.
Ciertamente, es un motivo de extrema pena para mí y para todos los musulmanes amantes de la paz que, en países no musulmanes, exista un temor generalizado hacia el islam y muchas personas crean que los musulmanes y las mezquitas no sirven para nada, aparte de causar problemas y para quebrantar la paz y la seguridad de la sociedad.
Sin embargo, la realidad es lo contrario y, por lo tanto, para aliviar cualquier temor que pueda existir entre la comunidad local, mencionaré brevemente cuales son los principales propósitos de las mezquitas, para que todos puedan entender mejor lo que representa esta nueva mezquita.
El objetivo principal de una mezquita es la adoración del Dios Único, por eso las mezquitas son un lugar donde los musulmanes se unen para postrarse ante Dios Altísimo. El segundo propósito crucial de una mezquita es el de ser un lugar donde los musulmanes fortalezcan sus relaciones mutuas y desarrollen la unidad entre los miembros de la comunidad. El tercer objetivo fundamental para cualquier mezquita es ser un medio para introducir a los no musulmanes las enseñanzas del islam y a cumplir con los derechos de la sociedad en general. Es proporcionar una plataforma y un lugar desde el cual los musulmanes puedan unirse para cumplir con los derechos de sus vecinos y de la sociedad en general, independientemente de su credo, casta o color.
Que quede claro que cualquier mezquita que no sirva como un faro de paz y compasión para la humanidad y desde donde, ni los derechos de Dios Altísimo ni Su creación sean cumplidos, no es más que un cascarón vacío. Incluso si echamos un vistazo a la historia islámica nos demuestra que esto es cierto.
Durante el tiempo del Santo Profeta del islam (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), se erigió una supuesta mezquita con la intención de causar problemas y sembrar semillas de división dentro de la sociedad.
Fue construida para encender las llamas del odio entre los musulmanes y también para desencadenar hostilidades entre musulmanes y otras comunidades, especialmente la comunidad judía.
Como resultado, se registra en el Sagrado Corán que Dios Altísimo instruyó al Santo Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) que demoliera esta mezquita, ya que había sido construida con malas intenciones. Por lo tanto, la mezquita fue arrasada desde sus cimientos.
Como dije, este incidente ha sido mencionado en el Sagrado Corán y por lo tanto siempre servirá como una advertencia solemne y un recordatorio para los musulmanes. Esto nos ilustra que, si una mezquita no sirve como centro de paz, donde la gente se une para cumplir los derechos de sus semejantes y, en cambio, sirve como caldo de cultivo para el extremismo o incitación disidente, nunca puede cumplir su propósito real o ser considerada como una verdadera mezquita.
Los objetivos de una mezquita solo se pueden cumplir cuando los fieles entran a la mezquita con una firme intención de adorar a Dios Altísimo y trabajar para mejorar humanidad.
El propósito de una mezquita solo puede cumplirse cuando los fieles tienen un espíritu de desinterés, humildad y verdadera simpatía y amor para toda la humanidad.
Otra cosa que deseo aclarar es que una mezquita es puramente una casa de culto religiosa y espiritual y debe permanecer libre de materialismo, así como de cualquier cosa que pone en peligro la paz de la sociedad.
Todas estas actividades están totalmente prohibidas por el islam y el Fundador del islam (paz y bendiciones sean con él) expresó odio por tales cosas.
Solo está permitido la celebración de eventos o reuniones dentro de las mezquitas que fomentan la adoración del Dios único o que transmitan pacíficamente las enseñanzas del islam o que sirvan para satisfacer las necesidades de la humanidad.
Así, cuando construimos mezquitas, donde nos unimos para adorar a Dios Altísimo cinco veces al día, y donde realizamos eventos religiosos para mejorar nuestro desarrollo moral y espiritual; a su vez realizamos eventos y establecemos planes para servir a nuestros vecinos y la sociedad en general.
Diseñamos planes a través de los cuales podemos ayudar a los pobres y necesitados y cumplimos con los derechos de los huérfanos. Proporcionamos ayuda y asistencia a los miembros vulnerables y desprovistos de la sociedad.
Con la Gracia de Dios, para promover tales esfuerzos, hemos establecido una organización internacional llamada Humanity First, y a nivel comunitario, realizamos varios eventos caritativos en todo el mundo durante todo el año.
Por ejemplo, en África, cuando construimos mezquitas, además de presentar las enseñanzas de islam para los demás, nos esforzamos por ayudar a la gente local, independientemente de su origen étnico o religioso.
Construimos hospitales, clínicas y escuelas, donde todas las personas son bienvenidas.
En realidad, la mayoría de los estudiantes y pacientes que asisten a nuestras escuelas y hospitales no son miembros de nuestra comunidad.
A su vez, por el bien de servir a la humanidad, y con el único objetivo de ayudar a quienes son menos privilegiados, hemos establecido un proyecto de ayuda humanitaria que proporciona agua en aldeas remotas y pueblos de África.
Nuestros ingenieros excavan pozos e instalan bombas de agua, que proporcionan agua limpia y portable para la gente local.
No pueden imaginarse, hasta que lo vean con sus propios ojos, cómo la gente local, quienes no tenían concepto de agua limpia, se ven superados por la emoción y la alegría descontrolada cuando ven fluir agua de sus grifos por primera vez.
Los niños inocentes, que han nacido en la indigencia y la pobreza extrema, no pueden contener su emoción y asombro.
Durante generaciones, la población local se ha visto obligada a viajar millas diariamente, con vasijas o cubos sobre sus cabezas, para adquirir agua de algún estanque para su uso doméstico. Incluso esa agua, por la que tienen que luchar tanto, está invariablemente contaminada y les causa de muchas enfermedades y dolencias. Cuando estas personas desesperadas ven agua fresca y limpia, es como si hubieran recibido todos los tesoros del mundo.
En consecuencia, creemos que, si un musulmán desea cumplir con los derechos de adoración a Dios Altísimo y cumplir los derechos de una mezquita, entonces él o ella deben cumplir los derechos de la humanidad.
Para los musulmanes, servir a Dios y servir a Su creación están intrínsecamente vinculados. Si un musulmán, Dios no lo quiera, causa dolor o angustia a otras personas y no se muestra compasión, entonces, incluso si son regulares en la adoración a Dios, sus oraciones y sus súplicas serán inútiles.
De hecho, en el capítulo 107, versículos 3-7 del Sagrado Corán, Dios Altísimo declara:
“… es quien rechaza al huérfano. Y no incita a dar de comer a los pobres. Ay, pues, de aquellos que oran, pero no se dan cuenta de lo que rezan. Aquellos que se jactan.“.
Debido a que no están cumpliendo con sus deberes hacia la humanidad, sus oraciones no son aceptadas. Aquí, Dios Altísimo ha maldecido a los que le rezan, pero no cumplen con los derechos de los débiles y necesitados y ha declarado que sus oraciones nunca serán aceptadas. Su adoración y entrada en una mezquita no es más que una farsa y un gesto vacío. El Sagrado Corán es muy claro en que sus oraciones no tienen sentido y sus caminos hipócritas les conducirán solo a su humillación y desesperación.
En consecuencia, una mezquita no solo atrae nuestra atención al cumplimiento de los derechos de Dios, sino que también a cumplir los derechos y la importancia de servir a la humanidad. Cuando estos son los objetivos centrales de las verdaderas mezquitas, no debería haber ninguna razón para temerlas. Una y otra vez, el islam ha puesto gran énfasis en el cuidado de los vecinos y a cumplir con sus derechos.
Por ejemplo, en el capítulo 4, versículo 37 del Sagrado Corán llama la atención de los musulmanes a mostrar amor y compasión con sus padres y familias, y también llama su atención a satisfacer las necesidades de los miembros más vulnerables de la sociedad y se hace especial mención al cumplimiento de los derechos de los vecinos.
A los musulmanes se les enseña a amar y proteger a sus vecinos, ya sea que tengan relaciones con ellos o no, y estar siempre listos para ayudarlos en los momentos de necesidad.
Además, la definición de vecino en el islam es extremadamente amplia.
Incluye los compañeros de trabajo, subordinados y compañeros de viaje de una persona. Incluye no solo a las personas que viven en las inmediaciones, sino que comprende el barrio entero.
De hecho, el Santo Profeta del islam (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo que los vecinos de la persona incluyen al menos las cuarenta casas a su alrededor.
Por lo tanto, se puede decir que todas las personas de esta ciudad son vecinas de esta mezquita o de las personas que vienen a rezar a esta mezquita.
Independientemente de si nuestros vecinos son musulmanes o no, es nuestro deber religioso cuidarles, cumplir con sus derechos y garantizar que no causamos ningún problema o dificultades para ellos.
Este no es un favor de nuestra parte, sino nuestro deber religioso básico. De hecho, el Profeta del islam (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo que Dios Altísimo le había transmitido con tanto énfasis la importancia de cumplir con los derechos con los vecinos tan que comenzó a pensar que tal vez serían incluidos entre los herederos legítimos de una persona.
En resumen, ahora que esta mezquita ha sido construida, nuestra obligación de adorar a Dios Altísimo no solo ha aumentado, sino que, paralelamente, nuestra responsabilidad de servir a la comunidad local y contribuir positivamente a la sociedad local ha aumentado también.
Los musulmanes áhmadis locales deben considerar a todas las personas de esta ciudad como sus vecinos, reconocer los muchos derechos que tienen sobre ellos y esforzarse por cumplirlos lo mejor posible dentro de sus habilidades.
Siempre que alguno de ustedes requiera nuestra ayuda, nos comprometemos a estar allí para ayudarles, y ayudarles de cualquier forma que podamos.
Estoy seguro de que los musulmanes áhmadis locales se tomarán muy en serio sus obligaciones hacia la sociedad local y siempre se esforzarán por contribuir positivamente a esta ciudad y ser ciudadanos fieles y leales, que se preocupen apasionadamente por su local comunidad.
A su vez, también me gustaría aprovechar esta oportunidad para recordarles a los musulmanes áhmadis locales que siempre deben mostrar los más altos valores morales y seguir las verdaderas enseñanzas del islam y servir a su comunidad local.
A través de su piedad y sincera preocupación por sus semejantes, deben eliminar cualquier temor persistente o concepto erróneo del islam que pueda existir en algunos miembros de la sociedad local.
Si Dios quiere, estoy seguro de que ahora esta mezquita ha abierto las relaciones entre nuestra comunidad y el público en general y se acercarán cada vez más los lazos de amistad entre nosotros, que continuarán fortaleciéndose para siempre.
Estoy seguro de que el espíritu de amor y afecto mutuo continuará creciendo y ustedes verán esta mezquita como un símbolo de paz y buena voluntad para toda la humanidad.
En este momento, más que nunca, nos incumbe a todos, ya sean musulmanes ono musulmanes, trabajar juntos por la causa de la paz y dejar de lado nuestras diferencias religiosas, unirnos en nombre de la humanidad, trabajar para la mejora de nuestra nación y esforzarnos por traer la paz al mundo. Que Dios Altísimo le otorgue a la humanidad la habilidad y la sabiduría para hacerlo.
Para concluir, rezo para que esta mezquita resulte ser un faro eterno de luz que irradie paz, amor y humanidad en todas las direcciones. Amén.
Con estas palabras, me gustaría agradecerles a todos una vez más por acompañarnos en esta ocasión propicia. Muchas gracias.”
Añadir comentario