Judaísmo
(Rabino Dr. Fishel Szlajen, Argentina)
Dr. Fishel Szlajen es Rabino y Doctor en Filosofía con Posdoctorado en Bioética.
Las peregrinaciones en el judaísmo pueden clasificarse en tres tipos principales:
1. Aquellas que se originaron durante el período bíblico y se las denomina Shlóshet HaRegalim (Los tres peregrinajes), cuyo nombre signa las tres festividades judías de Pésaj (Pascuas), Shavuot (Pentecostés) y Sucot (Fiestas de las Cabañas), durante las cuales el pueblo judío estaba preceptuado a peregrinar al Gran Templo de Jerusalén y brindar las ofrendas, tal como se describe en el Éxodo capítulos 23 y 34 más Deuteronomio, capítulo 16. Cabe en este sentido destacar que dichas tres festividades prescriptas bíblicamente y de peregrinación, están a su vez fuertemente ligadas a los cambios de estaciones y a la vida agrícola. Básicamente, la esencia de la peregrinación bíblica era la entrada de los peregrinos en el Gran Templo de Jerusalem para rendir culto, particularmente a través de sus ofrendas.
Después de la destrucción de dicho Templo en el año 70 d.C., la peregrinación dicho lugar continuó pero ya al llamado Muro de las Lamentaciones, que es el muro occidental de aquel Templo y que sobrevivió a la destrucción convirtiéndose en el símbolo de la continuidad histórica judía, recordando la tragedia no sólo de aquella pérdida sino también de la dispersión del pueblo judío, pero a su vez devenido en la esperanza de los exiliados de regresar a la Tierra de Israel.
2. Aquellos peregrinajes a las tumbas de los sabios talmúdicos y cabalísticos, principalmente ubicados en la zona de la Galilea, Tzafed y Tiberíades en Israel. Allí es donde vivieron y fueron inhumados muchos sabios talmúdicos de los siglos I a V e.c. y cabalistas particularmente durante el siglo XVI. Los primeros testimonios de peregrinación a estos lugares datan del siglo XIII, y cuyo sitio más famoso es la tumba del rabino Shimón bar Iojai, quien desde el siglo XVI es la figura pos-bíblica más considerada a estos efectos en la tradición popular judía. Bar Iojai, que vivió durante el siglo II d.C., fue un erudito que se opuso a la ocupación romana y que ha sido acreditado por la tradición popular como el autor del Zohar, el texto clásico de la mística judía. Según la tradición, Bar Iojai fue enterrado con su hijo Eleazar en Har Merón, un pueblo en una colina cerca de Tzafed.
Durante al menos cuatro siglos se ha celebrado en Merón una ceremonia y fiesta popular en la festividad de Lag baOmer o el 33 del Omer (33 dias luego de Pesaj), el decimoctavo día del mes judío de Iyyar. Los peregrinos a Meron suelen también celebrar en la tumba del rabino Meir Baal haNes, en Tiberíades, un distinguido erudito del siglo II d.C., y el tercer sabio más mencionado en los textos de la Ley Oral.
No huelga aclarar que dicho peregrinaje se realiza con la intención de visitar dicho lugar y pedir a Dios que por el mérito de estos sabios escuche nuestras oraciones, pero bajo la estricta prohibición de no solicitar al mismo fallecido sino sólo a Dios. Esto es debido a la grave proscripción bíblica por la cual no se ruega ni solicita a los fallecidos (Deuteronomio 18:10-11) dado que se incurre en idolatría considerada bíblicamente como una abominación.
Todo ello reglamentado talmúdicamente en el tratado de Sotá 43b, entre otros lugares, a diferencia de pedir a un justo o sabio en vida que también rece por nosotros, tal como el pueblo judío numerosas veces le solicita a Moisés, y así reglamentado en el Talmud, tratado Babá Batrá 116a.
3. Aquellos peregrinajes a nuevos centros surgidos en la modernidad y en varias partes del mundo dedicados a los justos y sabios judíos de la diáspora como por ejemplo la tumba de rabino Najman de Breslav (siglo 18 y 19) en Umán, Ucrania. Y desde finales de la década de 1990, la tumba en Nueva York del último líder del movimiento jasídico de Jabad Lubavich, rabino Menajem Mendel Schneersohn (1902 – 1994). Dichos lugares también son visitados como centro de peregrinación por los devotos de dicho movimiento, con la intención y el cuidado ya mencionado en el ítem 2, para no incurrir en idolatría.
Bajo esta misma lógica, otros sitios relacionados con el período bíblico se han convertido gradualmente en centros de peregrinación. Los más popularmente considerados son: Maarat HaMajpelá (Cueva de las Tumbas Dobles) en la ciudad de Hebrón, terreno que el mismo patriarca Abraham compra para ser allí inhumados él y su familia (Génesis 23) y donde se encuentran las sepulturas de los patriarcas y matriarcas Abraham y Sará, Itzjak y Rivká; Iaakov y Leá. Según una narración tradicional, también allí se encuentran inhumados Adam y Java, los primeros humanos, por cuanto al morir Sará, esposa de Abraham, dice en Génesis 23:2, que fue en Kiriat Arvá que es Hebrón, y Arva en hebreo significa cuatro, denotando que son cuatro las parejas inhumadas allí. También está la tumba de otra de las matriarcas, Rajel, la segunda esposa de Iaacov, la cual se encuentra cerca de Belén, tal como se indica en Génesis 35:19-20; y la tumba del rey David emplazada en Jerusalem en la zona de Har Tzión.
Los peregrinos contemporáneos visitan en las fechas anuales apropiadas, los centros de peregrinación bíblicos, talmúdico-cabalísticos, realizando diferentes actividades devocionales, que frecuentemente llevan un par de horas y tienen una orientación más específica cuyos rituales están formalmente normalizados.
Islam
(Imam Marwan Gill, Argentina)
Imam Marwan Gill es teólogo islámico y Presidente de la Comunidad Musulmana Ahmadía en Argentina
En el islam tenemos dos tipos de peregrinaje: Por un lado, el “Hayy” y, por otro lado, “Umrah”. Hayy es el peregrinaje que ocurre en las fechas de 8 hasta 13 del último mes del calendario islámico, que se denomina Zul-hayy. Realizar la peregrinación, al menos una vez en su vida, durante esta fecha es un mandamiento obligatorio para cada musulmán. La segunda forma de la peregrinación, que se llama Umrah y es voluntaria, se puede realizar en cualquier momento durante el año.
En relación a la peregrinación es necesario tener en cuenta la importancia del simbolismo que representan los diferentes rituales. En primer lugar, es imprescindible aclarar que no creemos que Dios esté físicamente en la Kaaba, sino que la Kaaba es el primer lugar que la humanidad construyóo para la adoración del único Ser Supremo. Creemos que luego el profeta Abraham (la paz sea con él), su hijo Ismael (la paz sea con él) y su esposa Aghar reconstruyeron ese lugar abandonado. Por ello, la Kaaba es una manifestación simbólica de la unicidad de Dios y durante el peregrinaje conmemoramos los sacrificios de la familia de Abraham con el fin de establecer la unidad del Ser Divino.
Por ejemplo, caminamos siete veces al rededor de la Kaaba como un gesto simbólico que nuestra vida, nuestras decisiones y todas nuestras acciones giran también al rededor de la voluntad divina. Siete tiene en árabe un significado numérico que representa la perfección. Asi mismo, el uso de dos sábanas blancas durante el peregrinaje alude hacia el acto del renacimiento espiritual.
También se realiza el camino entre las dos colinas, Safa y Marwa, es una reflexión simbólica de un acontecimiento histórico. Cuando Aghar, sola con su hijo en el medio del desierto, corría angustiada entre las dos colinas en la esperanza de encontrar alguna ayuda para sobrevivir, Dios los salvó milagrosamente a través de hacer brotar la fuente Zam Zam en pleno desierto. En resúmen, todos los rituales del peregrinaje son expresiones simbólicas.
No obstante, el Corán aborda la filosofía del sacrificio y nos explica que no le llega a Dios la carne ni la sangre del animal, sino solamente nuestra piedad y nuestra buena intención. Así que el concepto del peregrinaje no es solamente visitar la Kaaba como turistas, sino que alcanzar una reforma interna a través de recordar los sacrificios de los profetas y sus famílias en pos de expresar la unicidad de Dios.
En fin, peregrinar en sí no contiene ningún mérito ni benificio si no conlleva elementos de comunicación personal con Dios. Incluso, el islam prohíbe rezar en las tumbas de los profetas u otras personas elevadas y lo denomina como una forma de idolatría. Es vital recalcar el mensaje que nadie es digno de ser adorado excepto Dios. Por ende, cuando peregrinamos a Meca, no adoramos a la Kaaba ni le dedicamos nuestras súplicas, sino que la utilizamos como un medio simbólico para comunicarnos con Dios y expresar nuestros sentimientos.
Cristianismo
(Monseñor Pedro Torres, Argentina)
Monseñor Pedro Torres es arzobispo auxiliar de la Iglesia Católica en Córdoba y el referente nacional de la Conferencia Episcopal para el diálogo interreligioso
Hay muchísimo en la buena noticia de Jesúsas, en los evangelios, sobre el tema de la peregrinación. Es principalmente el evangelio de San Lucas que hace referencia a que Jesúsas mismo peregrinaba a Jerusalén cumpliendo con la ley ya desde niño.
En el mismo evangelio, él estructura todo el relato (que tiene dos libros: el evangelio lo que llamamos libro de las actas o los hechos), como una peregrinación. Incluso dentro del mismo texto María se la presenta como peregrina a la casa de su prima Isabel, con el niño en gestación. Y Lucas presenta toda la vida de Jesúsas como una peregrinación a Jerusalém, y de Jerusalém al cielo.
En ese sentido la peregrinación para nosotros los cristianos siempre es un gesto y un hecho que nos recuerda que somos peregrinos en esta vida y que caminamos en el tiempo hacia la eternidad.
Está actitud de peregrinar es un modo de hacernos concientes de nuestra verdad y ha estado presente siempre en la tradición de la iglesia. Siempre se habló particularmente que peregrinamos hacia la Jerusalén celestial, y luego se peregrino también hacia Roma. De hecho, hay una visita que hacen los obispos que se llama “visita al limina” (Que es “a los umbrales de la tumba de Pedro”).
A lo largo de los siglos la iglesia ha peregrinado también a los santuarios. En Europa, el famoso “camino de Santiago”, el primer nombre con el que se conoció a los seguidores de Jesúsas fue “los del camino”. “El camino de Santiago” es la tumba de uno de los seguidores de Jesúsas, de uno de los apóstoles en España.
Pero luego fueron surgiendo santuarios incluso en cada país, algunos después por trascendencia internacional como Lourdes, Fátima, nuestra señora del Líbano, “Nuestra Señora de Luján” (en Argentina) o en México “Nuestra señora de Guadalupe”, son lugares donde los cristianos vamos peregrinado en oración y para vivir un momento de renovación interior.
De hecho, en la liturgia de nuestra Pascua, en la eucaristía, tenemos gestos de peregrinación. Tres es prácticamente marcado por el rito, para incluso en lo pequeño recordar en cada celebración eucarística que somos peregrinos en esta vida hacia la casa del Padre.
En el sentido de “mandato” no esta mandada la peregrinación, no es obligatoria; pero es nuestro anhelo de todo bautizado de poder ir a alguna vez a Jerusalém o alguna vez a Roma, vivir estos lugares santos es para nosotros como caminar por dentro de la palabra de Dios.
En este sentido han sido también ejemplo algunos santos; el mismo Francisco de Asís, que peregrino en su tiempo a Jerusalém, testimonios que en el camino uno no va solo, sino que descubre esa cercanía de un Dios que camina con nosotros casí como acompañó al pueblo de Israel en el desierto.
Nosotros decimos que la nube hacía sombra al pueblo en el desierto. Asi mismo es el Espíritu que nos regala Jesúsas en su pascua, él que camina y nos enseña a caminar y en el camino también nos invita a la solidaridad.
Una famosa parábola es la del “buen samaritano” dónde Jesúsas habla a aquellos que iban de camino y ven un herido, y muestra también a aquellos que se pasan de largo y no han comprendido el evangelio. Él que se detiene, se compadece, comparte lo suyo y se hace cargo del hermano, es verdaderamente peregrino que ha comprendido la historia como peregrinación y como espacio para aprender a amar. Porqué también en el tema de la peregrinación, el motor de la peregrinación siempre tiene que ser el amor. Nosotros distinguimos entre un turista que va paseando y un peregrino, que va a vivir una experiencia de encuentro y una experiencia de renovación.
Acá en mi región, mucha gente también peregrina hacia los lugares donde han vivido gente que han sido ejemplo de amor, San José Gabriel Brochero. El cura Brochero, entre nosotros, es hoy un lugar donde mucha gente peregrina de nuestra región y también de algunos lugares de Argentina.
En conclusión, podemos decir que peregrinar es testimonio de lo que somos y una invitación a ponernos siempre en marcha para anunciar a los demás la vida que Dios espera de nosotros y la dignidad, por la cual hemos hecho creados, que tiene un valor inmenso por que estamos llamados a la eternidad.
El artículo presentado anteriormente es la transcripción de un video podcast acerca de la peregrinación en las diferentes religiones. Puede ver en video al completo en nuestro canal de youtube:
youtube.com/TheReviewofReligionsenEspanol
Añadir comentario