Por Azhar Goraya, Imam de la Comunidad Musulmana Ahmadía en Puerto Rico
El presente discurso fue pronunciado con motivo del primer programa del Día del Fundador Religioso celebrado en Puerto Rico el domingo 24 de agosto de 2025. Durante el evento, un Pastor habló sobre la inspiración en la vida de Moisésas, el misionero Ahmadí habló sobre la inspiración en la vida de Jesúsas y un Rabino habló sobre la inspiración en la vida del Profeta Muhammadsa.
En el nombre de Al’lah, el Clemente, el Misericordioso.
Damas y caballeros, estimados líderes religiosos, respetados dignatarios, e queridos invitados,
Assalam o Alaikum wa Rahmatullahi wa Barakatuhu
La paz y las bendiciones de Dios sean con todos ustedes.
En el Evangelio de Juan, cuando Felipe dice a Natanael que el Mesías predicho en la Biblia ha llegado, él dice: “Puede algo bueno salir de Nazaret?“. (Juan 1:45)
Dos mil años después, yo, como musulmán, tengo la tarea de responder a la pregunta anterior. Después de todo, Jesús fue un refugiado judío palestino que vivió en un rincón olvidado del Imperio Romano hace más de dos milenios. ¿Tiene su vida alguna relevancia hoy?
Tendré que seguir la respuesta dada por Felipe a Natanael: “Ven, y ve”. (Juan 1:46)
Dejamos a un lado por el momento las diferencias teológicas entre musulmanes, cristianos y judíos sobre quién fue Jesús y qué significó su misión. Hoy quiero profundizar en la siguiente pregunta ¿Puede un musulmán encontrar inspiración en la vida y las enseñanzas de Jesús?
Para explorar esto, los invito primero a los desiertos de la Arabia del siglo 7, el lugar del nacimiento del islam y del Corán, el texto sagrado de todos los musulmanes.
El Corán hace una profunda declaración:
“No hay nación a la que no se le haya enviado un amonestador”
El Profeta Muhammadsa declaró que Dios ha enviado 124 mil profetas a todas las naciones y pueblos, algunos cuyas historias se han conservado, mientras que otras se han perdido en los vientos del tiempo. Sin embargo, Al’lah dice sobre todos ellos: “Sigan su guía”.
De los miles de Profetas enviados para guiar a la humanidad y de los aproximadamente 24 mencionados en el Corán, uno de ellos brilla con un resplandor único: Jesús, hijo de María, conocido por más de 2 mil millones de musulmanes en todo el mundo como Isa ibn Maryam.
El Corán habla de Jesús en más de 90 versículos y a lo largo de 15 capítulos. Al igual que en los evangelios, se le conceden muchos títulos de honor diferentes, tales como:
- Al-Masih — el Mesías,
- Kalimatul’lah — una Palabra de Dios
- Ruhul’lah — un Espíritu de Dios,
- Wajīhan fī al-dunyā wal-ākhira — honrado en este mundo y en el próximo.
Para los musulmanes, Jesús nació milagrosamente de la Virgen María.
Realizó milagros como curar a los leprosos y a los ciegos. Fue un Profeta de Dios, enviado para llamar a los Hijos de Israel de vuelta al Creador. Soportó una feroz oposición, pero cumplió su misión de llevar su mensaje a todas las tribus de Israel.
Ciertamente, una vida así no solo es digna de respeto, sino también de imitación.
Ahora, ustedes se preguntarán: Si los musulmanes siguen a Muhammadsa, ¿cómo pueden también seguir a Jesús?
El Corán da una respuesta en la Sura al-Baqarah, dónde Al’lah dice:
“Creemos en Al’lah, y en lo que nos fue revelado, y en lo que fue revelado a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y sus hijos, y en lo que fue dado a Moisés y a Jesús, y en lo que fue dado a todos los Profetas de su Señor. No hacemos distinción entre ninguno de ellos, y a Él nos sometemos”. (2:137)
En la visión del islam sobre la profecía, seguir a Muhammadsa — el Profeta Final portador de una Ley— no es rechazar a los demás. Más bien, se le considera el espejo perfecto de todos los profetas anteriores a él, reuniendo sus luces en sí mismo y perfeccionándolas para el mundo.
Además, existe una conexión especial entre Muhammadsa y Jesús. El Profeta Muhammadsa declaró:
“Soy el más cercano de todos los hombres a Jesús, hijo de María,
en este mundo y en el próximo. Los profetas son hermanos por parte de padre; sus madres son diferentes, pero su religión es una”. (Bujari 3443)
Por lo tanto, seguir a Muhammadsa significa amar, honrar y aprender de todos los profetas, y ver su reflejo en el propio Muhammadsa, especialmente de Jesús.
Una Vida de Sencillez y Desapego
Ahora, antes de llegar a las lecciones que podemos derivar de la vida de Jesús, deseo abordar si un musulmán puede aprender sobre Jesús utilizando los Evangelios.
El Corán nos dice en la Sura Al-Maidah que a Jesús se le concedió una revelación conocida como el Inyil. El Corán declara:
“E hicimos que Jesús, hijo de María, siguiera sus huellas, cumpliendo lo que había sido revelado en la Torah antes de él;
y le dimos el Inyil que encerraba guía y luz, cumpliendo lo que había sido revelado en la Torah antes de él, y como guía y exhortación para los que temen a Dios. (5:47)
Aunque el Inyil en sí no se conservó en su totalidad, destellos de su sabiduría permanecen en los Evangelios y otros textos apócrifos en forma de las palabras y acciones de Jesús. Como musulmanes, ciertamente podemos reflexionar sobre estos relatos para entender mejor la vida del Mesías.
Con esta breva introducción, ahora hablaré sobre lo que un musulmán pueda aprender del Jesús de los Evangelios.
La Sencillez de Jesús
Al leer los evangelios, una de las primeras cosas que me llamó la atención de Jesús era su sencillez y humildad.
Nació en un entorno humilde: la Biblia describe un pesebre; el Corán describe la orilla de un río, con su madre sola. Criado como carpintero en el campo y rodeado de sospecha sobre la identidad de su padre, vivió la vida de un aldeano judío pobre bajo subyugación de un poder externo.
Cuando llegó a la edad adulta, eligió ser bautizado por Juan el Bautista, una demostración de su naturaleza humilde, aunque Juan insistiera en lo contrario.
Entre sus compañeros —que eran en su mayoría personas humildes, pescadores, trabajadores, recaudadores de impuestos— vivió como uno más de ellos. Les servía comida y bebida, viajaba y hablaba con ellos, les enseñaba e incluso les lavaba los pies.
Sus palabras en Mateo son una lección de verdadera humildad, pero también de liderazgo:
El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir (Mateo 20:28)
Para un musulmán, la humildad es un aspecto fundamental de la fe. El Corán declara en la Sura Al-Furqan:
Y los siervos del Dios Clemente son quienes caminan en la tierra con humildad y cuando se dirigen a ellos los ignorantes, responden: “¡Paz!”. (25:64)
El Profeta Muhammadsa también enfatizó la humildad a través de su propio ejemplo. Remendaba su propia ropa y calzado, ordeñaba sus propias cabras y se sentaba en el suelo con sus compañeros sin distinguirse de ninguna manera. Aceptaba invitaciones para comer con los pobres y visitaba a los enfermos y necesitados en sus hogares. Dijo, “El jefe de una nación es su siervo”.
Estas cualidades contrastan marcadamente con nuestra sociedad actual, donde la presión constante por “destacar” a través de la moda, la riqueza y la atención de los demás se considera el culmen del bienestar moderno. Las enseñanzas de Jesús y del Profeta Muhammadsa ofrecen una hoja de ruta hacia una existencia más plena, una que no se mide por la soberbia y arrogancia, sino por la sencillez de nuestro espíritu y nuestra dedicación a Dios.
La Acumulación de Riqueza y Poder
Otra enseñanza moral fundamental de Jesús fue su advertencia contra la codicia y el materialismo. Según Lucas, él declaró:
“¡Estén atentos! Cuídense de toda clase de codicia; la vida no consiste en la abundancia de posesiones”. (Lucas 12:15)
Él veía el materialismo como diametralmente opuesto a la devoción a Dios. Declaró fuertemente según Mateo:
“No pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas”. (Mateo 6:24)
Jesús nos recuerda que cada uno de nosotros desea adquirir tesoros. Sin embargo, deberíamos tratar de adquirir esos tesoros de virtud, buenas obras y creencias correctas que nos otorgarán beneficios en la otra vida. Él declaró según Mateo:
“No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban ;
sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” (Mateo 6:19-21)
El Corán también hace una referencia directa a esta realidad en la Sura Al-Kahf, donde declara:
“La riqueza y los hijos son un adorno de la vida de este mundo. Pero las buenas obras perdurables son mejores a los ojos de tu Señor en cuanto a recompensa inmediata, y mejores en cuanto a esperanza futura.” (Al-Kahf, 18:47)
El Profeta Muhammadsa también animaba a los creyentes a vivir en preparación para la Otra Vida y a recordar la muerte a menudo. Él mismo daba tanta riqueza en caridad que su familia narró que nunca comían hasta saciarse más de 3 días seguidos. En una ocasión declaró:
“El mundo es una prisión para el creyente y un paraíso para el incrédulo”. (Ṣaḥīḥ Muslim, 2956)
El mundo de muchos es uno de materialismo y consumismo implacables. Donde la riqueza fue creada por Dios para permitirnos a vivir y cumplir con nuestras obligaciones hacia Dios y Su creación, ahora muchos viven codiciosamente, buscando volverse ricos y gratificar únicamente el cuerpo. Las enseñanzas de Jesús y Muhammadsa nos dicen que la vida es más que nuestras posesiones y supera a nuestros cuerpos físicos y aún nuestro tiempo terrenal en este mundo. Hay un mundo maravilloso más allá de este, y para adquirirlo, debemos dar un paso atrás de este.
Compasión por los Pobres y Marginados
Junto con el énfasis de Jesús en vivir para la otra vida, otro aspecto de su vida que me conmovió fue su abrumadora preocupación por los pobres, los marginados, los oprimidos, los despreciados y los olvidados.
Según el Evangelio de Lucas, él declaró:
“Me ha ungido para proclamar las buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, Y la recuperación de la vista a los ciegos;
Para poner en libertad a los oprimidos”. (Lucas 4:18)
Cumplió también sus palabras. Tocó al leproso marginado, habló con la mujer samaritana rechazada y dio la bienvenida al odiado recaudador de impuestos. Cuando la gente se opuso, declaró según Marcos:
“No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. (Marcos 2:17)
Verdaderamente, fue un médico espiritual que vivió para elevar a aquellos que por su apariencia externa eran humildes pero que llevaban la chispa de la bondad e incluso de la grandeza en su interior.
El Profeta Muhammadsa también manifestó este noble ejemplo. Antes de ser comisionado como Profeta de Dios, formó parte de una organización conocida como Hilf-ul-Fuzul, cuya misión era lograr la justicia para los marginados y débiles de la sociedad. Cuando se casó con su esposa Jadiya y ella se le presentó todas sus pertenencias, liberó inmediatamente a todos los esclavos. A través de su ejemplo, transformó a los árabes, un pueblo bárbaro que vivía para la guerra y los placeres carnales, considerado el más bajo de todos los pueblos, en un pueblo civilizado, y luego en una nación morales, y finalmente en líderes espirituales.
Una vez declaró:
“Aquellos que son misericordiosos recibirán la misericordia del Misericordiosísimo.
Sean misericordiosos con los que están en la tierra, y Aquel que está en los cielos tendrá misericordia de ustedes”. (Sunan al-Tirmidhī, 1924)
Hoy, con la creciente brecha entre los que tienen y los que no tienen, y las agudas divisiones entre las personas en las sociedades de todo el mundo, la compasión por los marginados no es solo un bien moral, sino una necesidad social.
El Valor de Decir la Verdad al Poder
Otra cosa que me impactó de Jesús no fue solo su naturaleza gentil, sino también su valentía al proclamar verdades espirituales ante el mundo.
Constantemente desafió a las élites religiosas de su tiempo, abogando por un retorno a la pureza de corazón y a la sinceridad, para desechar la hipocresía y la indiferencia en asuntos relacionados con Dios y la rectitud.
Fue etiquetado como mentiroso, falso Mesías, incluso como un rebelde contra el estado, pero nunca abandonó el camino que Dios le había trazado.
El Corán nos dice en la Sura Az-Zukhruf que Jesús dijo:
“He venido a ustedes con sabiduría, y para aclararles algunas de las cosas sobre las que difieren…” (Corán 43:63)
Tan grande era su dedicación que ni siquiera la amenaza de muerte fue suficiente para disuadirlo de su misión. Y predicó que otros también deberían tener el mismo nivel de dedicación. Jesús declaró en Mateo:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. (Mateo 16:24)
El Corán resume esta enseñanza a través de la voz del Profeta Muhammadsa en la Sura Al-An’am:
“Di: ‘Ciertamente, mi Oración, mi sacrificio, mi vida y mi muerte son para Al’lah, el Señor de los mundos. No tiene compañero. Y esto se me ha ordenado, y soy el primero de los que se someten’”. (6:162–163)
Conclusión: Una Luz Compartida
Queridos amigos,
El judío campesino del Medio Oriente que una vez caminó por las calles de la provincia romana de Judea es ahora seguido no solo por 2.4 mil millones de cristianos, sino por un número casi igual de musulmanes. Jesús hoy es un símbolo universal de luz, amor y espiritualidad para la mitad de la población mundial.
Como musulmán, veo en él un modelo de piedad, servicio y sacrificio.
Que nosotros, como Jesús y el Profeta Muhammadsa, caminemos y lideremos con humildad, vivamos con sencillez, y hablemos con valentía, todo en preparación para el viaje hacia el Más Allá.
Gracias. Y que la paz sea con todos ustedes.
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