Islam

La ley islámica sobre las reglas de la guerra

Por Sarmad Naveed

©Pexels

La pérdida de una vida inocente equivale a la pérdida de toda la humanidad.

Acabar con una vida inocente es carecer de humanidad.

Pero en la incertidumbre de la guerra, ¿dónde ha de trazarse la línea divisoria entre la sangre inocente y los “daños colaterales”?

Mientras el mundo observa horrorizado la masacre imperante entre Hamás e Israel, la gente se polariza cada vez más.

Algunos lo denominan Israel contra Palestina. Otros lo llaman sionismo contra Hamás. Y otros están intensamente convencidos de que se trata de una guerra entre el judaísmo y el islam.

Indistintamente de la crítica, lo que está claro es que las acciones de Hamás han sido bárbaras y crueles, como lo ha sido la respuesta desproporcionada de Israel, ambas con más pérdidas de vidas inocentes que otra cosa.

El ataque de Hamás a Israel ha contribuido a la idea errónea que muchos tienen de que el islam es una religión militante. Se han visto pintadas en Londres con frases como “El islam es el mal” y están en la mente de muchas personas en todo el mundo. 

Es triste, porque en lugar de cumplir la noble misión que Hamás creía tener entre manos, en realidad han hecho un flaco favor tanto a su religión como a su pueblo.

En pocas palabras, el islam no es una religión de violencia, guerra o derramamiento de sangre; no enseña el uso de la fuerza para conquistar tierras ni aprueba que se obligue a otros a aceptar sus enseñanzas. 

Es una religión que dice que ninguna enemistad debe contraponerse a actuar con justicia. Es una religión que dice que, si Dios no ha obligado a la gente a actuar de una determinada manera, ¿cómo podemos hacerlo nosotros?

Lejos del uso de la fuerza, el islam enseña incluso a proteger los sentimientos religiosos de los demás. El Santo Profetasa defendió los derechos de los árboles, ordenando que no se les arrebataran. Así, pues, pueden imaginarse la importancia que el islam concede a la defensa de la santidad de la vida.

Nada de lo que está ocurriendo en el Oriente Próximo refleja estos principios islámicos básicos. El Santo Profeta Muhammadsa fue enviado a este mundo como misericordia para toda la humanidad y, por tanto, si realmente deseamos que se establezca la paz en el mundo, los principios islámicos de justicia, libertad religiosa, tolerancia y protección de los derechos de todos no deberían limitarse al Oriente Próximo, sino que deberían aplicarse en todo el mundo.

Sin embargo, hubo batallas en la historia islámica, cuyos ejemplos utilizan erróneamente los musulmanes para justificar acciones violentas, y los detractores del islam para promulgar la retórica de que el islam tiene sus raíces en el extremismo. 

Tal vez cambiarían de opinión con sólo leer el mandato coránico que autoriza a tomar las armas, sobre todo para proteger sinagogas, iglesias, templos y otros lugares de culto. Dios concedió permiso a aquellos que fueron expulsados de sus hogares, cuya libertad de religión estaba siendo usurpada, para salir y proteger el concepto mismo de religión y todos aquellos lugares donde Dios es adorado. 

Una vez más, ninguna de las acciones que tienen lugar hoy en día puede encontrar justificación en estos términos.

En caso de que estalle la guerra, siempre hay reglas de guerra que establecen parámetros razonables para la contienda. 

Las Naciones Unidas han estipulado las directrices que deben observar todos los contingentes de la ONU en caso de conflicto armado. Algunos ejemplos de esas directrices son:

  • La fuerza de las Naciones Unidas distinguirá claramente en todo momento entre civiles y combatientes y entre bienes de carácter civil y objetivos militares. Las operaciones militares se dirigirán únicamente contra combatientes y objetivos militares. Se prohíben los ataques contra civiles o bienes de carácter civil”.
  • Se prohíbe a la fuerza de las Naciones Unidas utilizar armas o métodos de combate que puedan causar sufrimientos innecesarios.
  • La fuerza de las Naciones Unidas no tomará represalias contra civiles ni bienes de carácter civil.
  • Se prohíbe a las fuerzas de las Naciones Unidas atacar, destruir, sustraer o inutilizar bienes indispensables para la supervivencia de la población civil, tales como alimentos, cosechas, ganado e instalaciones y suministros de agua potable.
  • Las mujeres estarán especialmente protegidas contra todo ataque, en particular contra la violación, la prostitución forzada o cualquier otra forma de atentado al pudor.
  • Los niños serán objeto de especial respeto y estarán protegidos contra cualquier forma de atentado al pudor.

Curiosamente, no es la primera vez que se estipulan estas directrices para la guerra. De hecho, 1400 años antes, el islam estableció las reglas de guerra más completas, basadas en la justicia, la humanidad y la salvaguarda de la santidad de la vida.

Antes de la marcha de una caravana, el Santo Profetasa les amonestaba para que salieran “con la intención de proteger la religión” y luego aconsejaba:

  • ‘No malverséis la riqueza del botín y no engañéis a ningún pueblo’
  • ‘No mutiléis a los enemigos muertos’.
  • ‘No matéis a las mujeres ni a los niños, ni a los reclusos religiosos. No matéis a los ancianos’.
  • ‘Cread la paz en la tierra y tratad a la gente con benevolencia'[1]
  • ‘No dañéis lo que consideren sagrado’.
  • ‘No cortéis un árbol fructífero'[2].

Es probable que estas normas le resulten familiares. No sólo preceden en siglos al Convenio de Ginebra y a cualquier otro marco establecido por la ONU, sino que son exactamente lo que el mundo reclama hoy.

Las horribles imágenes de un médico haciendo la ronda en un hospital desbordado de heridos, que se acerca a una cama y encuentra a su hijo fallecido tendido allí, resumen las horribles atrocidades a las que tienen que enfrentarse personas inocentes de ambos bandos. 

El Quinto Califa y Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, Su Santidad Mirza Masroor Ahmad aba, subrayó de forma sucinta pero poderosa los principios del islam sobre la guerra cuando dijo:

  • “Incluso en tiempos de guerra, el islam no permite matar a mujeres, niños ni a nadie que no participe en la lucha. El Santo Profetasa ha dado directrices muy estrictas al respecto”. 

Estos días se está hablando mucho de cuál de las dos banderas elige la gente como imagen, o de si se utiliza un hashtag de apoyo a Israel o a Palestina. La única bandera que hay que exhibir y los únicos hashtags necesarios son los de la humanidad. La humanidad debe prevalecer. Hay que salvar vidas inocentes para salvar a la humanidad.


Sobre el autor: Sarmad Naveed es un imam de la Comunidad Musulmana Ahmadía graduado en el Instituto Ahmadía de Lenguas y Teología de Canadá. Es editor en línea y forma parte del consejo editorial de The Review of Religions, además de coordinar la sección Facts from Fiction. También ha participado como tertuliano y presentador en programas de la Televisión Musulmana Ahmadía (MTA) como “Ahmadiyyat: De las raíces a las ramas”.


[1] Sunan Abi Dawud, Hadith 2614

[2] Al-Mawutta, Hadith 982

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