Texto extraído del libro “Our God”, (Nuestro Dios) de Su Santidad Mirza Bashir Ahmad (ra).
Esta no es una cuestión actual, ya que la hemos escuchado desde tiempos inmemoriales. Es de lamentar que cuando el hombre tropieza y su razón se ve embotada por los velos de la indiferencia se dispone a negar incluso las verdades más evidentes. Existe diferentes métodos para el aprendizaje de las cosas, por ejemplo, aprendemos a través de la vista, oído, gusto, olor, textura o movimiento. Toda la información que extraemos de los diversos sentidos posee el mismo grado de autenticidad y de credibilidad, no podemos pretender aprender algo a través de un sentido en particular, pues de lo contrario estaremos negando su misma existencia. Los ojos, por ejemplo, son el instrumento para percibir los distintos colores, la nariz se emplea para discernir olores diferentes y los oídos para escuchar sonidos, ¿no es insensato decir que hasta que no veamos cierto olor con nuestros ojos, o podamos oler determinado color con la nariz o percibamos determinado sonido con nuestras manos no creemos en su existencia?
Quienquiera que plantee semejantes demandas se convertirá sin duda en el hazmerreír de la gente. Hasta ahora me he limitado ha mencionar los sentidos físicos a través de los cuales adquirimos conocimientos de los diversos fenómenos mundanos, no obstante, existen innumerables cosas que no podemos experimentar a través de ninguno de nuestros sentidos físicos, tomemos por ejemplo la fuerza magnética.
¿Podemos acaso verla con los ojos, oírla con los oídos, olerla con la nariz, saborearla con la lengua o tocarla con las manos? ¡No!, mas ninguno de nosotros niega su existencia, no vemos la fuerza del magnetismo, pero creemos que el imán posee una fuerza adicional aparte de sus propiedades obvias, que solo se puede observar a través de sus características y no directamente a través de nuestros sentidos. Lo mismo ocurre con la electricidad, en ningún momento negamos su existencia y creemos en ella del mismo modo que creemos en el sol, la luna, las montañas y los ríos. Consideremos por ejemplo el sentimiento del amor, ¿acaso ha visto alguien, oído, olido o tocado el amor en algún momento? ¡La respuesta es no! ¿Hay alguien que pueda negar la existencia de esta fuerza, aunque nadie la haya visto, oído, olido, probado o tocado?
El tiempo, la edad, el poder, el sentido, la lujuria, la ira, la indulgencia, por mencionar son algunos ejemplos de cosas que creemos pero que nuestros sentidos físicos nunca han percibido directamente, por lo tanto es pueril insistir en que al menos que obtengamos conocimiento de algo de forma especial no creeremos en su existencia, si alguien dice que no creerá en Dios hasta no verle con sus propios ojos lo único que puede afirmar es que si se pudiera ver a Dios con los propios ojos no merecería la pena creer en él. Esto es debido a que en tal caso se falsificarían muchos de sus otros atributos, por ejemplo, Él es Incorpóreo, pero en este caso se volvería corpóreo es Infinito, pero llegaría a ser finito y así sucesivamente. Además, si Dios adoptara una forma corpórea y finita para nosotros, ¿cómo se puede garantizar que no lo rechazaríamos alegando no creer en un Dios corpóreo y finito? La belleza de Dios estriba por tanto en que Él permanece oculto a nuestros ojos físicos y sin embargo Le vemos con claridad, es sutil, pero continúa siendo más evidente y perceptible que las cosas materiales. ¿Vais a seguir los pasos de aquellos que creyeron en las fuerzas magnéticas y eléctricas a pesar de no verlas y sin embargo a la hora de ofrecer a su Señor y Maestro el tributo de su amor y servidumbre se negaron? ¿Y tú? ¿Piensas que Dios existe?
Déjanos tus comentarios en la parte de abajo.
Para más información visítanos en ror.org.es
Añadir comentario