Matrimonio

Su Santidad (aba) – Un marido ejemplar

(Publicado originalmente en urdu en 2008, este histórico artículo fue traducido al inglés por primera vez por The Review of Religions y publicado en el Día del jalifato, 2018 versión inglesa. Versión española 2021)

Por Syeda Amatul Sabooh Begum Sahiba, respetada esposa de Su Santidad Jalifatul Masih V (aba)

De acuerdo con las Escrituras Divinas, se han cumplido cien años del floreciente sistema de jalifato en la Comunidad Musulmana Ahmadía. Nos encontramos ahora en la notable quinta era del jalifato en la que Dios Altísimo, por Su Divino Decreto, designó a mi esposo -Su Santidad Mirza Masrur Ahmad (Jalifatul Masih V, que Dios lo ayude)- en el puesto como la quinta manifestación de la institución del  jalifato.  ذَلِكَ فَضْلُ اللهِ يُؤْتِيْهِ مَنْ يَّشَآءُ [Esa es la gracia de Dios; Él la concede a quien le place]

El Presidente Nacional de Juddam-ul-Ahmadía Pakistán [organización auxiliar para la juventud] me escribió diciendo que con motivo del centenario [de la institución de Jalifat-e-Ahmadía], la revista Tashhizul Azhaan desea publicar una edición especial sobre Su Santidad Jalifatul Masih V (aba). En este sentido, expresó su deseo de que yo escribiera un artículo con el nombre de “Su Santidad – Un Esposo Ejemplar”, que compartiera algunos relatos sobre su carácter, y que contara algunos recuerdos anteriores a su nombramiento a la posición de jalifato. Por lo tanto, escribiré algunas cosas que me vienen a la mente.

Cooperación plena en los asuntos domésticos

Incluso antes de su vida como jalifa, Su Santidad ya se había dedicado al servicio de la fe, y pasaba sus días y noches ocupado en estos asuntos.

Sin embargo, a pesar de sus deberes oficiales, también prestaba gran interés a los asuntos domésticos, y mostraba su completa cooperación.

En 1977, en el marco del plan Nusrat Jahan, él fue nombrado director de una escuela secundaria ahmadía. Cuando nos trasladamos a Ghana, en ese momento el país atravesaba una grave crisis económica, y, debido a la falta de lluvia, también había una grave sequía. La situación del país era extremadamente deplorable. El aspecto más notable del carácter de Su Santidad, que yo valoraba mucho, era que nunca mostraba ninguna forma de egoísmo. A pesar de sus enormes responsabilidades, siempre cuidaba de mí y de los niños lo mejor que podía. De hecho, para que un consagrado cumpla sus objetivos, su cónyuge también debe hacer sacrificios y apoyarlo plenamente. En particular, cuando se trata del estipendio que la comunidad generosamente concede a un consagrado para sostener su hogar; sin la cooperación del marido, la esposa seguiría luchando constantemente para gestionar su hogar con esta limitada asignación monetaria.

He observado en algunos hogares que, según el deseo del marido, se preparaba comida y chapatti (pan) fresco, y se hacía un arreglo especial para él, mientras que la esposa y los hijos sólo comían las sobras. Sin embargo, Huzur nunca expresó tal deseo ni hizo tales exigencias. Así, por un lado, mi aprecio y honor por Huzur seguía aumentando mientras que, por otro lado, me asombraba que hubiera otros hombres que habían dedicado su vida, pero que no ofrecían ningún sacrificio cuando se trataba de asuntos domésticos. En cambio, exigían sacrificios a sus esposas e hijos.

Su Santidad era el director de la granja agrícola ahmadía de Tamale, en el norte de Ghana, donde por primera vez [en la historia del país] se cultivó trigo con éxito. Permanecimos en Tamale durante dos años con el fin de desarrollar la agricultura. Tamale es la sede de las regiones del norte [de Ghana]. A veces, durante las temporadas de siembra y cosecha, Huzur pasaba dos o tres noches en las cabañas de los aldeanos locales. Durante este tiempo, soportaba con gusto todo tipo de dificultades. Además, me ayudaba en todo lo posible en las tareas domésticas. Incluso recogía agua y la traía de fuera.

En Ghana siempre había escasez de agua. Teníamos un depósito en el exterior de la casa que un camión cisterna venía a llenar de agua. Había grandes bidones de plástico en la cocina y el baño; Huzur los llenaba con cubos después de cada oración matutina. Por muy urgente que fuera su trabajo, nunca me dijo que estaba ocupado y que debía llenarlos yo misma.

Cuando me enfermaba, él asumía la responsabilidad de cocinar para nosotros. Me apoyaba activamente en la enseñanza del Sagrado Corán a nuestros hijos.

Confianza en Dios Altísimo

Poco después de trasladarnos a Tamale (región del norte de Ghana), hubo una huelga de médicos en el hospital. Los médicos sólo acudían al hospital entre las 9 y las 17 horas, y fuera de este horario, incluido el fin de semana, no había personal médico disponible. Nuestro hijo Waqas, que Dios lo proteja, sólo tenía dos días de vida cuando desarrolló una grave diarrea. Debido a nuestro nuevo entorno, a la falta de instalaciones médicas, y a la huelga de médicos, la situación era realmente preocupante. Era imposible ver el sufrimiento de un bebé tan pequeño. Nuestra hija Farah, que Dios la proteja, también era muy pequeña en ese momento. Había traído de Pakistán una medicina para ella, cuya potencia era muy fuerte, y que los médicos nunca recomendarían para un bebé tan pequeño. Sin embargo, en ese momento estábamos muy preocupados y angustiados. Depositando toda su confianza en Dios Altísimo y suplicándole, sU Santidad sumergió un dedo de su mano derecha en la medicina y se la dio a Waqas dos veces -que en ese momento estaba extremadamente débil debido a la diarrea y a que no tomaba leche- y dijo que nadie podía saber cuál era el decreto de Dios, pero que no quedaría el pesar de no haber intentado una cura. A los pocos minutos la salud de Waqas mejoró, y Dios Altísimo le curó milagrosamente. Alhamdulillah [todas las alabanzas son debidas a Dios].

Cada vez que los niños caían enfermos, Su Santidad me ayudaba en todo lo posible. Durante las reuniones en las que los hombres se congregaban en nuestra casa, él mismo lavaba los biberones, porque para llegar a la cocina yo tenía que pasar por esa congregación de hombres.

La bondad de Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) hacia Su Santidad

Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) tenía una gran confianza en Su Santidad, y lo trataba con gran amor y afecto. Cuando estábamos en Ghana, los padres de Su Santidad (Hazrat Mirza Mansoor Ahmad Sahib y Hazrat Sayyida Apa Nasira Begum Sahiba) fueron a visitar a su hijo mayor Mirza Maghfoor Ahmad Sahib (el hermano mayor de Su Santidad) en Estados Unidos. Durante los días que estuvieron de visita en Estados Unidos, Su Santidad recibió una carta de Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) en la que había escrito una nota personal de su puño y letra que decía: “Mi querido hermano y hermana [refiriéndose a los padres de Su Santidad] están actualmente de visita en América. Me pregunto si tienen o no noticias de mi consagrado hijo que se esfuerza en el servicio de la fe, y si su pensamiento pasa por sus mentes. Está sirviendo a su fe en las selvas de África. Sin embargo, este valiente hijo mío es muy querido por mí”. Se puede observar el ilimitado amor y afecto que  Jalifatul Masih IV rh tenía por Su Santidad

Una gran lección sobre Tauhid (Unidad de Dios)

Cuando nuestros hijos se matricularon en la escuela en Ghana, se trataba de una escuela protestante donde se enseñaban las doctrinas cristianas. Su Santidad aconsejó a los niños que si alguna vez se cantaba un himno en el que se dijera que Jesús (as) era el hijo de Dios, o en el que hubiera algún elemento de Shirk [asignar socios a Dios], no debían cantarlo. Durante las asambleas se cantaban estos himnos.

El primer día de clase, los niños volvieron a casa golpeados con una vara como castigo por no cantar estos himnos. Su Santidad tranquilizó a los niños y les explicó que, pasara lo que pasara, no debían cantar esos himnos. Durante tres días continuos fueron castigados de este modo. Al cuarto día, Su Santidad fue él mismo a la escuela y le dijo al director: “Somos musulmanes y adoramos a un solo Dios. Creemos que Jesus (as) es un Profeta, pero no el hijo de Dios. Por esta razón mis hijos no cantarán estos himnos en la escuela”. El director le dijo: “Los estudios bíblicos son una asignatura obligatoria en el curso, [si no la cursan] sus hijos no la aprobarán”. Su Santidad contestó: “Siempre que surja este tema, mis hijos escribirán: ‘El punto de vista cristiano es tal y tal’. Ante esto, el director concedió a los niños permiso para no recitar los himnos. Su Santidad resolvió esta cuestión con gran sabiduría y comprensión. Esta fue la primera lección de Tauhid que Huzur impartió a sus hijos.

Adhesión a la Sharia (ley islámica)

En Ghana, uno de nuestros vecinos era un coronel. Un día envió una botella de alcohol para que la pusiéramos en nuestro frigorífico. Huzur se negó a hacerlo. Ante esto, el coronel se enfureció y tocó con fuerza en nuestra puerta. Su Santidad abrió la puerta y lo invitó a sentarse. Le preguntó por qué estaba enfadado. El coronel contestó que qué daño había en poner una botella sin abrir en nuestra frigorífico. Su Santidad dijo: “Nuestro Profeta dijo que el que bebe alcohol, el que suministra alcohol para beber, el que prepara alcohol, el que almacena alcohol y el que lo vende están todos condenados al infierno. Así que decide por ti mismo, ¿me gustaría estar entre los reclusos del Fuego? Por supuesto que no”. Su ira se calmó y se disculpó mientras se marchaba.

Su Santidad siempre tuvo la costumbre de observar todo en silencio, y luego tomar una decisión firme. Un maestro comentó una vez sobre esto diciendo: “Parece que permanece en silencio, pero observa todo con gran detalle”. No es la costumbre de Su Santidad ser tan aparente en su expresión, pero en silencio se ocupa atentamente de todos sus familiares y sigue haciéndolo.

Si alguna vez me angustiaba por ciertas situaciones, siempre me decía que tuviera paciencia y rezara, y que sería testigo de las grandes bendiciones de Dios Altísimo. Cuando me enfrentaba a una dificultad, siempre me levantaba el ánimo. Nunca me dijo que estaba equivocada, ni se enfadó con nadie. Cuando alguien le causaba una pena, solía leer la siguiente parte de una copla:

کیا تیرے ساتھ لگا کر دل میں خود بھی کمینہ بن جاؤں

“¿Debo asociarme a ti y también convertirme en un miserable?

La obediencia al jalifato

El temperamento de Su Santidad estaba impregnado de obediencia a los jalifas e incluso consideraba las meras indicaciones como una instrucción que debía obedecer. Su amor y apego a Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) estaba inculcado con la mayor devoción. Del mismo modo, Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) sentía un amor y afecto especial por el actual Jalifa, y se preocupaba mucho por él. Jalifatul Masih IV (rh) sabía que Su Santidad amaba el Parathe [pieza plana de pan frito sin levadura] en su niñez, a pesar de que estaba en contra de la naturaleza de Su Santidad expresar su deseo sin importar las circunstancias. Sin embargo, todo el mundo se enteró de la situación nacional y económica de Ghana a través de las noticias. Con referencia a esto, Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) escribió de manera muy cariñosa: “Sólo Dios sabe si hay aceite disponible para que Masroor prepare Parathe”. En su respuesta a Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh), Su Santidad escribió: “Tenemos piñas, bananas y mandarinas para comer”. Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) comentó al respecto: “Eres muy afortunado. Los piñas aquí son extremadamente caras”.

Cuando Hazrat Sayyida Mehr Apa Sahiba preguntó: “¿Qué tienes en Ghana?”. Su Santidad dio una respuesta muy completa: “La gracia de Dios Altísimo”. Cuando mi hija Farah, que Dios la proteja, fue operada de la vesícula biliar, nos hicimos cargo de sus dos hijos. Su Santidad pasó varias horas caminando con Mansoor [el nieto de Su Santidad] para mantenerlo ocupado.

Un viaje a Qadian

Planeamos visitar Qadian en 1991 y nos acompañaron mi madre y mi padre, mi tía Amat-ul-Naseer Sahiba (Khala Cheeru) y mi abuela, la señora Farkhanda Shah Sahiba. Mi hermano Qasim también estaba con nosotros y se encargó de cuidar a Khala Cheeru y a mi abuela. Muy resueltamente, Su Santidad asumió la responsabilidad de hacerse cargo de todos los preparativos del viaje para el resto de nosotros: hacer el equipaje, enrollar toda la ropa de cama, y todos los demás arreglos necesarios. Además, durante nuestro viaje y estancía cuidó mucho de los ancianos del grupo.

Honor y respeto por Jalifatul Masih

 Su Santidad tenía una gran devoción por Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) y lo respetaba desde lo más profundo de su corazón. Una vez, mientras hablaba con él por teléfono, se inclinó espontáneamente en señal de respeto. Una persona le preguntó con quién estaba hablando por teléfono. Su Santidad respondió que era Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh).

Obediencia absoluta a Jalifatul Masih

En todos los asuntos, Su Santidad actuaba y cumplía todas las instrucciones del jalifa. No permitía la más mínima desviación al hacerlo. Cuando Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) enfermó, había dado instrucciones de que no era necesario que nadie fuera a visitarlo. Sin embargo, su salud se deterioró y se convirtió en una situación preocupante. Los miembros de la Comunidad también estaban preocupados. Cuando Mian Saifi (Mirza Safeer Ahmad Sahib) vio que el estado de su salud se deterioraba cada vez más, llamó a Su Santidad informándole de la situación y le dijo que sería conveniente que viniera. Por lo tanto, Su Santidad viajó a Londres y fue a encontrarse con Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh). Al verlo, Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) le preguntó por qué había venido. Su Santidad respondió: “Los miembros de la Comunidad están muy preocupados por su mala salud, por eso he venido a preguntar por su salud”. Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) dijo entonces: “La situación es tal que debes regresar inmediatamente”. Su Santidad dijo: “Muy bien, reservaré un asiento de vuelta inmediatamente”. Más tarde, Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) preguntó a Mian Saifi Sahib: “Él [es decir, Su Santidad] es tan obediente conmigo que no podía venir aquí sin mi permiso, así que ¿cómo es que vino?”. Mian Saifi Sahib respondió que había hablado con él por teléfono pidiéndole que viniera, así que por eso viajó hasta aquí. Su Santidad Jalifatul Masih IV (rh) se tranquilizó entonces al ver que los altos niveles de obediencia de su valiente hijo seguían siendo los que él esperaba de él.

Su Santidad posee una disposición muy refinada, pero lleva una vida sencilla.

El estilo de vida sencillo en el hogar que tenía antes del jalifato sigue presente ahora.

No ha dejado que su rutina se vea afectada de ninguna manera. Nunca critica la comida que come y le disgusta absolutamente el desperdicio de alimentos.

Después de su nombramiento como jalifa, una vez estuve extremadamente enferma y sufrí una fuerte migraña. Su Santidad me preparó primero el desayuno, y después de hacer su propio desayuno se fue a la oficina. Incluso ahora, a pesar de su apretada agenda, se las arregla para plantar flores, podar las plantas y realizar otras tareas similares.

He mencionado brevemente lo que me ha venido a la mente. Concluyo con esta oración para que Dios Altísimo nos permita a mí y a mi futura progenie seguir siendo siempre servidores leales al jalifato, y seguir siendo ayudantes del jalifa de turno en el cumplimiento de la misión del Mesías Prometido. Que la vida y la salud de Su Santidad estén llenas de inmensas bendiciones, y que la Comunidad siga alcanzando nuevos niveles de progreso bajo su gran liderazgo. También, que la revelación del Mesías Prometido اِنِّي مَعَكَ وَ مَعَ اَهْلِكَ [Estoy contigo y tu familia] siga cumpliéndose en su progenie física y espiritual hasta el Día del Juicio Final – Ameen.

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